Las giras presidenciales siempre han sido benéficas para las entidades, municipios o comunidades que recorren los gobernantes.
Por lo general incluyen inauguración o entrega de obras sociales o de infraestructura, de tal forma que cumplen ese objetivo.
A la par, se genera un espacio importante para la interacción de los gobiernos municipales y estatal, con el presidente de la república y con los titulares del gabinete que le acompañan.
Son momentos claves para la gestión, búsqueda de recursos adicionales, presentación de proyectos, visualización de obras y la armonización de planes de corto, mediano y largo plazo.
Ello es más factible, cuando en las instancias municipales, estatales y nacionales, hay identificación política, cordialidad, respeto, cordura y civilidad.
En un marco de confrontación, de rivalidad ideológica, de diferencias marcadas en el ejercicio del poder, en la descalificación personal y fobias, las cosas son más complicadas.
La gira que realizó jueves y viernes por las ciudades de Matamoros y Reynosa el presidente Andrés Manuel López Obrador, generó expectación por el contexto de diferencias que existen con el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Aunque el campo era propicio para que saltaran rayos y centellas, prevaleció la tolerancia, respeto y civilidad que dicta el protocolo, de tal forma que se convirtió en una gira regular, a secas.
Los grandes beneficiarios fueron los habitantes de las zonas marginadas de Matamoros y Reynosa, así como sus alcaldes Mario Alberto López Hernández (MORENA) y Maki Ortíz Domínguez (PAN), respectivamente.
En el caso de Matamoros, la afinidad partidista local con el gobierno de AMLO, permitió que se cristalizara un mayor número de obras y que las propuestas de nuevas acciones se estén proyectando.
Incluso, hubo respuesta parcial, para la demanda de precio de garantía al sorgo, que propusieron los agricultores al paso del mandatario nacional por la carretera Matamoros-Reynosa.
Aunque no fue en ese momento, al día siguiente en la conferencia mañanera, de manera directa el presidente ofreció atender la demanda para que el sorgo tenga un precio preferente o de garantía como ya ocurre con el maíz, frijol, arroz, trigo y la leche.
Para la alcaldesa de Reynosa, hubo también elogios del mandatario nacional, quien agradeció su respaldo para que se realizaran las obras sociales en ese municipio y la calificó de buena funcionaria y alcaldesa de la ciudad.
Otro aspecto importante de la gira presidencial fue la reunión en materia de seguridad y justicia que se realizó en la sede de la Octava Zona Militar con base en Reynosa.
Ahí se revelaron cifras del avance que en éstas materias ha tenido Tamaulipas en particular en éste último año, con el trabajo de las fuerzas federales SEDENA, MARINA, Guardia Nacional, Fiscalía General de la República, y la suma de los cuerpos de seguridad y justicia de la entidad.
De estar en el grupo de los diez estados más violentos del país, hasta hace unos años, según los datos e indicadores que evalúan los resultados, no necesariamente la percepción de la comunidad, ahora se le ubica en el sitio 21 de 32 entidades.
En ese punto se reconoció el trabajo y la coordinación que han tenido las instancias estatales, bajo la batuta del Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca. Así lo dejó asentado el Secretario de Seguridad Federal, Alfonso Durazo Montaño.
En los tres actos públicos, el realizado en Matamoros, la conferencia mañanera de Reynosa y la inauguración de inmueble deportivo en Reynosa, no se dio la empatía total entre el mandatario nacional y el estatal.
Prevaleció la tolerancia que imponen los protocolos, pero ambos estuvieron la mayor parte del tiempo, distantes y estudiándose previamente.
A las propuestas que se hicieran por parte del gobernador en materia de obras, terminación de los hospitales de Matamoros y Madero, la carretera Altamira-Mante-SLP, continuación del Puerto El Mezquital; entre otras relevantes, no hubo repuestas públicas.
Y aunque el gobernador atrajo reflectores con otros temas como la reforma fiscal y la alianza de gobernadores federalista, no hubo una respuesta diferente a lo que ya había externado semanas atrás y reiterado hace días por AMLO sobre que esta sería solo por consenso de los gobernadores y la federación.
Mucho tiempo en la conferencia mañanera, se perdió dando explicaciones o estableciendo posiciones en temas y puntos incluso de orden personal, buscando congraciarse, pero sin buenos resultados. No se logró romper el hielo ni bajar la cortina, de tal forma que los espacios para la armonía no se percibieron.
Y en ese terreno en donde se puede avanzar para que los puntos extras que siempre se buscan traer en materia de recursos federales o de obras urgentes y aportaciones conjuntas a demandas emergentes. Habrá que esperar más tiempo.
Por ahora, quedó claro que en el flujo de recursos federales que corresponden al Gobierno de Tamaulipas y a los municipios, se han entregado puntualmente, sin regateos, como lo asentó AMLO e incluso se lo preguntó al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, quien asintió, confirmando al tabasqueño.
Lo bueno de la gira es que no hubo desencuentro, no hubo pleito, no se dio el choque de trenes.
Lo malo es que no logró darse la armonía necesaria para que a Tamaulipas le vaya mejor con el respaldo extra de la federación.
Habrá que ver si el terreno local, nuestros actores políticos aprendieron la lección. Y si es que hay tiempo para rectificar, sin renunciar a los principios ideológicos y personales.
Tamaulipas es primero que cualquier otro tipo de intereses.
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