Existe un gran problema en los profesionales de la salud, en muestra efectuada en
diseño transversal de enero-abril de 2014, realizada a 735 trabajadores de UMAE
especialidades la Raza, el diagnostico de sobrepeso y obesidad con criterios de la
OMS y síndrome metabólico NCEP ATP-III se obtuvieron los siguientes
resultados;
De 496 mujeres y 239 hombres entre médicos, enfermeras y otros el 38% tuvieron
sobrepeso y el 22% obesidad, el 66% colesterol, hipertrigliceridemia 40.4%,
síndrome metabólico 30.6%, tabaquismo21.6%, consumo de alcohol el 35%, por lo
que las recomendaciones es que se tomen acciones inmediatas que modifiquen
su estilo de vida.
Ello nos da mucho que pensar, se ha relajado demasiado la formación de los
profesionales de la salud de las escuelas de enfermería de la Universidad
Autónoma de Tamaulipas y del ICEST egresan generaciones de profesionales
obesos y con sobrepeso, que decir de la facultad de medicina de la ciudad y
provenientes de ciudades vecinas, todas por el mismo talante.
Ello impacta en la calidad de la atención médica y en los usos y costumbres del
ciudadano común al ver que los que deberían hablar con el ejemplo están en peor
o igual condición física que el enfermo.
Es hora de que se revisen los planes y programas de estudio donde la educación
física deberá ser uno de los ejes centrales de las carreras medicas, no es posible
que la milicia exija condición física inmejorable y una persona que debe ser
apóstol del buen vivir y buen comer padezcan de una gula desmesurada.
Da pena ajena ver jovencitas y jovencitos que se pueden rasgar con una uña
batallando con sus cuerpos, dando consejos de salud, por ello observamos
hospitales completos infectados de covit 19 debido al sobrepeso de su personal, el
año pasado aquí en Nuevo Laredo el 80% de las muertes médicas fue por cáncer
diabetes y complicaciones coronarias propiciadas por lispidemias.
¿Qué sucede con nuestros profesionales de la salud? Posiblemente la enseñanza
que reciben va focalizada al cuerpo, que lo dudo, porque entonces lo cuidarían, tal
vez no es integral y olvidan el cuidado de el cuerpo mental y el espiritual, que es lo
más seguro o sea falta integralidad en la enseñanza coligiéndose por ello que hay
que poner a revisión los planes y programas de estudio.
Lo cierto es que la calidad de los egresados deja mucho que desear, no existe una
asociación médica que vele por el desarrollo de sus agremiados, el sector salud
carece de enlaces con universidades y colegios médicos para propiciar el
desarrollo de sus trabajadores tal y como lo realiza la SEP, en Salud estamos
pesimamente dirigidos con médicos mercenarios que les importa más la ganancia,
donde la política se encaramó y el personal les vale más que sorbete.
Para rematar el gobernador agarró al sector salud como bandera de conflicto,
sumiendo a los 4,400 trabajadores eventuales en la inopia, a este señor no le
importó el anhelo del personal que lleva hasta diez años de su vida esperando una
base laboral aguantando salarios de hambre y sin prestaciones y decidió porque sí
no entrar al INSABI, por lo que las basificaciones no llegarán y las que existen las
repartió entre sus allegados.
Ahora con unas míseras despensas que les manda obligándoles a firmar
documentos donde el empleado acepta que usen sus datos para otras acciones
cree que logrará obtener el voto de hambre de antaño, pero viene el 2021 y el
pueblo manda y el pueblo castiga, el intento de endeudamiento por 4,600 millones
de pesos donde pretendía hipotecar a los tamaulipecos por 20 años influirá. en las
preferencias del electorado.
Esta pandemia del coronavirus trajo muchas enseñanzas, nos desnudó como
sociedad enferma y vale madrasta, exhibió al sector salud como un sector de
improvisados donde las carencias son suplidas con ánimo, amor y empeño de su
personal y un gobierno despistado con ansias de poder presidencial, olvidando
que para correr primero hay que caminar.
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