Cd. De México, 4 de mayo 2020.- Las medusas tienen células especiales a lo largo de sus tentáculos llamadas cnidocitos. Dentro de estas células hay estructuras parecidas a arpones llenas de veneno, llamadas nematocistos.
Asimismo, los nematocistos se disparan cuando se activan con el tacto y pueden penetrar en la piel humana en menos tiempo del que lleva parpadear.
Los piquetes de las medusas pueden causar desde un ligero dolor, entumecimiento de la zona u hormigueo, hasta un paro cardiorrespiratorio.
Una vez que se inyecta el veneno en la piel, comienzan el dolor, el enrojecimiento y las ampollas. Una de las principales causas de este malestar es un tipo de proteína llamada porina que se encuentra en el veneno de todas las medusas y en todos sus parientes, incluidos los corales y las anémonas, que en conjunto forman un grupo de criaturas conocidas colectivamente como cnidarios.
Las porinas en las medusas son de acción rápida: son indiscriminadas y «perforarán agujeros en todo tipo de células «incluyendo sangre, piel y células nerviosas.
La mezcla compleja de estas proteínas varía (junto con el mecanismo de la célula punzante) de una especie a otra, por lo que solo podemos sentir una pequeña sensación pegajosa cuando nos ponemos en contacto con algunas anémonas, mientras que una picadura de gelatina puede causar un viaje a la sala de emergencias o incluso matarte.
Las cubo medusas, también conocidas como “avispas de mar”, son las más peligrosas y se encuentran con mayor frecuencia en Australia, las islas Filipinas, el océano Índico y el centro del océano Pacífico.
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