El papel del maestro es trascendental en la vida de sus alumnos, y se convierte en
modelo, así también un referente para sus alumnos, puesto que los niños,
adolescentes y jóvenes pasan bastante tiempo en el aula, por lo que una gran
parte de las enseñanzas de su profesor o profesora resulta factor decisivo para su
futuro.
De ahí la importancia de los contenidos pero también y lo más relevante aún es el
ejemplo vivo que el maestro o la maestra le brinda a su alumnado desde lo
cotidiano en la relación maestro- alumno. ¿Qué gran responsabilidad, verdad?
Ahora bien, si el hogar es la primera escuela y la escuela un segundo hogar.
Entonces ¿Serán primeros maestros los padres y segundos padres los maestros?
Hoy con la situación de confinamiento, todos en casa debido a la pandemia por
coronavirus, nos trae muchas reflexiones al respecto.
Así es desde casa, los niños y las niñas haciendo tareas, encargos a distancia
aprovechando las tecnologías digitales, la televisión abierta, los dispositivos
móviles como tabletas y celulares, con “sus primeros maestros” es decir los
padres, quienes por cierto se encuentran saturados y al mismo tiempo
preocupados porque sus hijos no pierdan su ciclo escolar.
Los “segundos padres”, es decir los maestros, también desde casa giran
indicaciones, y conducen la labor educativa a distancia, lo que de entrada nos
parece correcto salvar el periodo educativo. Sin embargo no obsta para hacer
merecida crítica y análisis aprovechando este día del maestro, que el sistema
educativo debiera revalorar a quienes con vocación ejercen su carrera, y se
preocupan por sus alumnos, pero también detectando a los malos elementos que
hoy se atreven a gozarse de la pandemia, por el solo hecho de no tener cerca a
los niños y niñas, lo que discúlpeme usted, pero indica una falta de compromiso
hacia lo que representa la noble profesión de ser maestro y hacia el futuro de lo
más preciado de toda familia y la sociedad: La niñez.
Algo que también es cierto es que los buenos profesores inculcan filosofía de la
vida, disciplina, cultura del esfuerzo y el deseo permanente de superación. En
pocas palabras maestros ejemplares los que nos orientan a la plena realización
como individuos. Y eso no solamente se agradece, sino que además nunca se
olvida.
Nuestros maestros; con su vocación, amor y entrega a la labor docente, nos
enseñan el valor de la humildad al instruir al niño y la niña con una infinita
paciencia. Sin duda, los buenos maestros son tesoro invaluable para la Patria,
dado que con su trabajo se vuelven formadores de generaciones, pero también
hacedores genuinos de personas de bien.
¿Qué maestros recuerda usted estimado lector con especial cariño, que se hayan
convertido en fuerte motivación e inspiración para lo que usted es ahora?
Dicen que regularmente recordamos más a los maestros que con nosotros fueron
estrictos, a los que nos exigían las cosas, a quienes esperaban mucho de
nosotros, e incluso a los que nos imponían castigos por mal comportamiento. Pero
en general, a todos los maestros se les recuerda con profundo respeto y honda
gratitud, sobre todo cuando estamos en edad adulta y muchos ejerciendo
profesionalmente, así como siendo gente de bien.
Hoy en día, es sumamente importante resaltar ante nuestros hijos, el valioso papel
de los maestros, así como hablarles del sacrificio y la ardua tarea que estos
realizan en pro de su preparación y porvenir.
En otras palabras, hacer notar que los maestros además de forjadores de futuros
profesionistas, también son constructores de los nuevos ciudadanos y
sensibilizadores de los seres humanos que el mundo de hoy requiere más que
nunca.
La educación, es cierto empieza en casa, pero en la escuela se brinda la
instrucción y formación que habrá de acompañar cuando adultos, a nuestras
generaciones venideras; así que quien es profesor o profesora sabe
perfectamente que la labor de un maestro, no se limita al salón de clases ni
tampoco se agota con enseñar a saber leer y escribir, sumar y restar, sino que el
maestro desarrolla un papel mucho más amplio en la vida de una persona.
El Maestro o la Maestra que de verdad ama su profesión, aportan día a día al
mejoramiento de la sociedad, enaltecen y llenan de orgullo a nuestra patria,
dignificando el noble oficio de ser profesor, muchos de ellos, acudiendo a las
comunidades más alejadas si de llevar conocimiento se trata, de ver en cada niño
y en cada niña un gran potencial para el futuro, y de no tenerle miedo a las
carencias o necesidades de su alumno, porque sabe enfrentarlos magistralmente
y de forma heroica.
Por ende, quienes se dedican a la enseñanza, bien a través de una carrera
magisterial o bien quienes lo hacen desde la libre cátedra merecen no solamente
nuestro aplauso, sino también el merecido reconocimiento y pago justo por
entregar su vida a ser maestros.
De todo lo anterior, salta a mi mente, la siguiente interrogante: ¿Cómo es posible
que gane más un futbolista, cuyo trabajo es con los pies, que un profesor que su
labor es con su cerebro y corazón?
Por lo pronto, sirvan las líneas de esta colaboración, para felicitar sinceramente en
este día del maestro… desde casa, que con ejemplo, valor y coraje, saben ser a
pesar de la pandemia los maestros que México necesita en estos momentos:
¡Feliz día del Maestro!
La Autora es Escritora y Activista, Fundadora de Vive Mejor Ciudadano A.C. Miembro de
Comité Plural Noreste de México. Comisionada Nacional e Internacional de Derechos
Humanos Claustro.
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