El resurgimiento de China es el asunto más importante de esta década en el plano político,
tecnológico y económico. La manera en que el gobierno de Estados Unidos haga frente a este
apogeo, será algo así como la cereza del pastel en la transformación del mundo en los próximos
años.
En este conflicto de intereses, la Unión Europea tiene un papel muy difícil. Corre el riesgo de
convertirse en el equivalente a los Países “no Alineados” del nuevo enfrentamiento: un grupo de
naciones sin influencia geopolítica debido a su indecisión para ponerse de un lado o de otro.
Pero se expone un riesgo aún mayor, la posibilidad de que Estados Unidos o China sean capaces
de provocar divisiones irreconciliables en su interior, al tratar de seducir a países de manera
individual con inversiones o financiamiento.
China ha sabido ocupar los enormes vacíos de poder dejados por el gobierno voluntarioso de
Donald Trump, el caótico BREXIT del Reino Unido, y la muy desgasta Unión Europea por la
crisis del covid-19.
Xi Jinping astutamente aprovechó la oportunidad repartiendo material sanitario en medio
mundo; aceptó, junto al resto del G-20, suspender el pago de la deuda a los países pobres; ha
logrado influir sustancialmente en las decisiones de un organismo multilateral como la OMS; y
muy probablemente consiga la primera vacuna contra el virus, además de todo esto diseño una
ofensiva diplomática para crear la percepción que su gestión de la crisis ha sido ejemplar y muy
superior a la de los países occidentales.
En Estados Unidos, Trump se ha limitado a decir que posee el poder absoluto, al mismo tiempo
que declara una y otra vez que no tiene responsabilidad alguna por las decenas de miles de
víctimas estadounidenses.
China acelera sus planes de conquista sobre América Latina. Su líder tiene claro que este puede
ser el momento propicio para encarar una de las fases más importantes de su estrategia global de
“neo colonización”. La debilidad institucional de los países latinoamericanos, las raquíticas
economías y la ausencia de políticas de largo plazo, son elementos ideales para tomar el
control.
El presidente chino parece estar inspirado en su gloria pasada, tratando de recuperar para su
país la hegemonía global que, de acuerdo con la tradición china, ocupó en su época imperial
(siglos XIV al XVII), y con ella el orgullo nacional y la autoestima. Son conscientes de que la
fortaleza de Estados Unidos no va a desaparecer de un día para otro, aunque consideren que ha
dejado atrás su momento de mayor capacidad.
China continúa utilizando el atractivo de sus mercados y sus recursos para reordenar al mundo
para ser el principal beneficiario de los flujos globales de riqueza. Esto implica que sus
compañías e instituciones financieras se beneficien de los retornos de capital, adquieran
productos primarios y alimentos del resto del mundo, obtengan la mayor parte del valor
agregado dentro de China, vendiendo al mundo su productos con valor agregado y control de
los mercados, puertos e infraestructura de transporte asociados con esa transferencia de riqueza,
a través de la red global que ahora está construyendo en sus términos, la iniciativa Belt and
Road (Nueva Ruta de la Seda).
El covid-19 le da al gobierno de Xi Jinping una oportunidad para acelerarlos. Con la ayuda de
sus controles autoritarios en la gestión del virus y sus enormes reservas financieras, China es el
primer estado importante en salir -aunque debilitado- de la crisis.
Es probable que la pandemia y sus efectos sobre la salud y la economía persistan y continúen
debilitando a Occidente por algún tiempo, debido a la interacción entre la reapertura económica
parcial, las pruebas incompletas y la capacidad de rastreo de contactos de los contagiados, y el
tiempo requerido para desarrollar, probar y producir en masa una vacuna. En América Latina,
la situación es mucho peor, debido a las terribles vulnerabilidades en los sistemas de salud
pública, grandes sectores informales, pequeñas y medianas empresas debilitadas y límites a la
capacidad de los gobiernos de obtener préstamos para proteger a las poblaciones indefensas y
los sectores económicos con el riesgo de que el contagio se extienda hasta 2021.
El presidente Xi Jinping está listo para aprovechar la oportunidad que hoy se le presenta en
charola de plata, y ser ese salvador y socio comercial que muchos países latinoamericanos
pueden necesitar.
Por lo pronto el primer golpe ya está dado, junto a Japón retiraron el dólar estadounidense de la
jugada para abrirle camino al yuan chino y su moneda virtual e-RMB, la primera divisa digital
en el mundo aprobada y regulada gubernamentalmente.
Para los chinos lo que se pierde a la salida del sol, se recupera a su puesta…
Discussion about this post