TAILANDIA.- Cientos de miles de estudiantes de último curso de secundaria en Corea del Sur pasaron controles de temperatura corporal y se desinfectaron las manos en su regreso a las aulas el miércoles, muchos por primera vez desde finales del año pasado, tras sucesivos retrasos debidos a la pandemia del coronavirus.
Alumnos y profesores debían llevar mascarillas, y algunas escuelas instalaron mamparas de plástico en torno a las mesas. En un recordatorio de que no había nada normal en la “nueva normalidad”, más de 60 escuelas cerca de Seúl enviaron rápidamente a sus alumnos a casa como precaución, cuando se supo que dos alumnos que ni siquiera habían asistido estaban infectados.
Se esperaba que la reapertura gradual de las escuelas surcoreanas se completara el 8 de junio. El número de nuevos contagios en el país ha caído a unos 30 diarios, en comparación con los cientos que se reportaban al día a principios de marzo.
La reanudación de aspectos antes rutinarios de la vida que se vieron interrumpidos por la pandemia se ha acelerado en las últimas semanas, conforme gobiernos y poblaciones buscan un equilibrio entre evitar una explosión de infecciones y permitir que las economías funcionen.
Mientras el debate sobre a qué ritmo abrir sigue abierto en Estados Unidos, se acusaba a las autoridades de salud pública en algunos estados de manejar mal las estadísticas de contagios o incluso de utilizar algo de creatividad para mostrar la situación mejor de lo que es.
El riesgo es que políticos, empresarios y estadounidenses de a pie que toman decisiones sobre cuarentenas y otros asuntos cotidianos puedan llevarse la impresión de que el virus está más controlado de lo que está en realidad.
Los lineamientos del gobierno de Donald Trump indican que antes de que los estados inicien la reapertura, necesitan 14 días de tendencia a la baja en las infecciones. Sin embargo, algunos estados han abierto cuando los casos seguían aumentando o se habían estabilizado. También se dio instrucciones a los estados para que ampliaran los programas de tests y el rastro de contactos de los infectados.
En todo el mundo se han confirmado más de 4,9 millones de infecciones del virus, y se han registrado unas 320.000 muertes, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins que según los expertos está por debajo del alcance real de la pandemia.
Rusia y Brasil se veían superadas sólo por Estados Unidos en número de infecciones registradas, mientras crecían los casos en lugares como India, Sudáfrica y México.
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