CIUDAD DE MÉXICO. 22 abril 2020. La pandemia del COVID-19 pudo haber generado roces entre México y Estados Unidos, cuyos gobernantes están en las antípodas del espectro político y enfrentan la peor crisis de sus administraciones.
Sin embargo, los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump se están manejando como viejos amigos.
Se llevan tan bien que el mandatario mexicano, quien no ha salido del país desde que asumió hace casi 18 meses, está hablando de visitar a su colega. Ya casi nadie se acuerda de que hace menos de un año Trump amenazó con imponer altos aranceles a las exportaciones de México.
Como candidato a la presidencia, Trump dijo que los mexicanos que cruzaban la frontera llevaban drogas, crímenes y “grandes enfermedades infecciosas” a Estados Unidos. Luego de asumir, prometió construir un muro a lo largo de la frontera común y hacer que México pagase por él.
Pero este mes Trump describió a López Obrador como “un muy buen amigo” y elogió su “gran inteligencia”. López Obrador, a su vez, describió su relación como de “amistad” y dijo que Trump le hablaba “con mucho afecto”.
Los dos evitan las tensiones que muchos observadores esperaban y sus coincidencias en relación con la crisis del virus parecen responder en parte a su deseo de reactivar sus economías, a veces contradiciendo las recomendaciones de los expertos en el campo de la salud.
La calidez entre ambos generó algunos beneficios a México. Para sacar adelante un acuerdo por el cual los países productores de petróleo se comprometían a reducir la producción, Trump ofreció aumentar los recortes en la producción de Estados Unidos porque López Obrador decía que México no podía darse el lujo de mermar más la suya.
El viernes, por otro lado, Trump pareció hacerle un favor a su colega mexicano. López Obrador dijo que Trump lo había llamado y le había dicho que le entregaría a México 1.000 respiradores a fin de mes, con la opción de venderle más.
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