Atrincherado en Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador, parece
ser que no escucha a nadie, ni siquiera a sus más cercanos asesores, como
Julio Scherer y Alfonso Romo; la vocería del gobierno, la dejó en manos de
su lacayo, Marcelo Ebrard, y las decisiones de Salud en su vocero Hugo
López-Gatell, y no en Jorge Alcocer secretario de salud.
Terrible transe deberá de estar pasando Olga Sánchez Cordero en
Gobernación, al ser colocada en la línea de fuego con los Gobernadores y
ser ella quien de la cara ante los gobiernos de las entidades, porque el
presidente no quiere atenderlos, por una sencilla razón, son los
mandatarios estatales, los que tienen el control de la epidemia del COVID19, y con eso le ganaron todo el parpadeo político y posibilidad de sacar
raja política de esta contingencia, y siendo así a AMLO, no le interesa ser
el rescatista.
Pero aún hay más, como dijera Raúl Velasco, las predicciones de 30 días,
para llegar a la curva de contagio, pueden ser las más asertivas ¿y si no? Y
si no habrá que ir más allá, de 2 o 4 semanas, alargando la agonía
económica del país. El presidente a través de sus voceros a pedido a los
empresarios del país, mandar la gente a su casa, pero con goce de sueldo
íntegro, hay que advertir que no todos trabajan en PEMEX o Telmex,
empresas con capital para aguantar crisis como esta y seguir sin
problema alguno, el 90% de la empresas en México, cuentan en promedio
con 5 empleados y sus perspectivas económicas las hacen por semana, y
su futuro económico, no aguanta más de 30 días sin ingreso, para llegar a
una quiebra evidente.
Sin embargo, el presidente existe en parar inversiones como la cervecera
Constellations Brands, en Mexicali e insistir en la construcción de la
Refinería de 2 bocas en tabasco, cuando el precio del barril de petróleo
esta por los suelos, menos de 10 dólares; y la construcción de un tren
maya, que aún no se sabe, para que servirá exactamente. Pero eso no lo es
todo, dentro de las actividades que siguen firmes, dentro de la crisis
sanitaria, son los apoyos sociales directos, esos que se dan persona a
persona, y que como sucedió con la entrega de 68 y más en Tamaulipas,
hicieron que los abuelos, estuvieran en filas, en contacto directo, sin
ninguna medida sanitaria, como lo marca la emergencia sanitaria.
Pero regresando al tema, apoyar de manera populista, es un error, que
nos puede traer grandes consecuencias en el corto plazo, no apoyar al
sector productivo, como las PyMes, es un error garrafal, que el presidente
no ha alcanzado a dimensionar, porque el siempre a vivido del sistema
político y no del productivo, y en este sentido, mucho podría ayudar
Alfonso Romo y Julio Scherer, como asesores cercanos.
Como dijera la dama de hierro Margaret Thatcher, el populismo dura,
hasta que el dinero del pueblo se acaba, y esperemos que esto no suceda,
con decisiones erróneas. El apoyo a las PyMes y sector productivos del
país, aunque duela reconocer, es lo único que garantiza, tener fuentes de
empleo, el repartir dinero a los pobre y ninis, a dejado claro que no es la
vía.
En ninguna parte del mundo, el populismo a sacado de la miseria y el
atraso a ningún país, no tener el sector productivo apoyado, es un error
en cualquier economía, donde sobrarán los empleados, pero no los
empleadores.
El gobierno pide y pide, pero a cambio no ofrece nada, y lo único que si
pudiera lograr de manera masiva, es el cierre de empresas y la salida de
capital hacia el extranjero; a los delincuentes de cuello blanco, como el
presidente llama a los empresarios, primero les pidió 20, 50, 100 y hasta
200 millones de pesos de manera “voluntaria” que para comprar
medicamentos y equipar hospitales, sin nada a cambio, ahora les pide
ahorcarse por el bien de la patria, y no hay nada a cambio, al puro estilo
populista, pareciera ser que la crisis financiera dejará más caídos que la
propia pandemia del COVID-19.
Al tiempo.
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