México, DF. En lugar de beneficiarse de la fama de su madre, Gloria Trevi, y aprovechar los escenarios donde ella canta para darse a conocer, Ángel Gabriel busca crecer por mérito propio.
El joven, de 17 años, prefiere trabajar sus canciones y darlas a conocer poco a poco, sin un apellido famoso, pues cree que gustarle al público por su talento es la forma para estar conforme con su música.
“Me gusta ganarme las cosas. Cantar en sus conciertos (de Trevi) sería sólo porque soy su hijo, y pues no se vale, no cuenta”, aseguró, en entrevista.
Para el adolescente, quien estrenó el viernes el sencillo “Besos Menos”, tener una madre con una trayectoria internacional le representó en algún momento incluso presión e impedimento para atreverse a cantar.
Con formación en música clásica desde los 4 años, recordó que sentía que no estaría al nivel de la intérprete de “Dr. Psiquiatra” al tener un estilo diferente, y le tomó tiempo decidirse a compartir su voz.
“Desde chiquito admiraba a mi mamá, la veía en los escenarios y siempre tenía ese querer ser cantante, pero me daba miedo por quién es ella. Había momentos donde me ponía triste y lloraba a los 10 años porque sí me gustaba, pero no canto igual.
“Con el tiempo fui entendiendo que no puedo controlar nada más que mi propio esfuerzo. Si quieres cantar o producir bien, practica hasta que te salga. Sé que no tengo la voz de Michael Jackson, pero le echo ganas, y para mí, es suficiente”, compartió.
Aunque no es de la idea de abrir los shows de su madre, adelantó que tendrán una colaboración.
Y si bien le apasiona la música, destacó que sólo le dedica tiempos libres porque su prioridad es la escuela, principalmente la física, lo que influirá en su elección de carrera universitaria.
“Me encantaría ser cantante, pero también hacer programas que sirvan para la composición y hasta descubrir un planeta. Yo nada más quiero hacer cosas chidas, que me gusten”, explicó.
La dedicación por el trabajo la atribuye a Armando Gómez, esposo de Trevi, a quien considera su único padre.
Por ello, pese a todo el interés mediático que hubo por su nacimiento, en una cárcel de Brasil en 2002, jamás ha sentido curiosidad por preguntarle a su madre la identidad de su padre biológico.
“Yo tengo un padre y es Armando Gómez. Él es quien me crió, me enseñó todo lo que sé y me dio la disciplina y necesidad de ganarme las cosas. Lo amo demasiado.”Una vez estaba con mis primos en la alberca y todos van con mi tío Juan y le dicen ‘papá’. Yo fui con mi papá a preguntarle si era mi papá y él me dijo que sí. Él es mi jefe y lo quiero mucho”, expresó.
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