A pesar de que esta cultura no fue la primera en utilizar esta técnica, son los más conocidos en su práctica por sus buenas técnicas y la importancia que le daban a la misma, ¿Nunca te has preguntado por qué en el Antiguo Egipto momificaban a los cadáveres?
Aunque ciertamente los primeros en momificar a los muertos fueron los Chinchorros -indígenas que habitaron en Latinoamérica entre Chile y Perú hace aproximadamente más de 7.000 años atrás-, una de las culturas más conocidas y populares por realizar esta práctica es la egipcia, además, fue en esta civilización donde la momificación por medios artificiales alcanzó su punto máxime, hablando tanto en términos de perfección técnica como artísticas.
¿Cómo empezó la momificación en el Antiguo Egipto?
Claramente, esta cultura no nació junto con esta práctica, sino que se creó a lo largo de la misma. Cuando comenzó a realizarse este ritual cada cuerpo sin vida se trasladaba a su último lugar de descanso.
El funeral egipcio era una ceremonia llena de complejas creencias y prácticas usadas por la cultura egipcia, con monumentos, plegarias y ritos practicados en honor del difunto.
Los egipcios creían y le daban una gran importancia a la vida después de la muerte, lo cual es la idea básica que sustenta la existencia de esta práctica.
Antes de ella, los egipcios enterraban a sus difuntos en las arenas del desierto, junto con algunas de sus pertenencias. La arena caliente provocaba que el cuerpo se deshidratara incluso antes de descomponerse lo cual generaba una conservación muy satisfactoria y considerable.
Cuando las sepulturas dejaron de ser en el desierto y los egipcios empezaron a colocar a sus difuntos en sarcófagos dentro de habitaciones cerradas, se dieron cuenta que debían hallar alguna técnica para conservar más el cuerpo. A partir de entonces se empezaron a desarrollar las primeras técnicas para conservar los cuerpos, creándose así la momificación egipcia.
La momificación, en síntesis la realizaban para conservar de mayor manera el cuerpo, teniendo en cuenta además su base religiosa, los egipcios creían en la vida después de la muerte, lo cual es la idea básica que sustenta la existencia de esta práctica, en la cual ellos también creían que la muerte significaba una separación entre lo intangible: el ‘ba’, que era para ellos es el alma y el ‘ka’, la energía vital; y el cuerpo tal y como lo conocemos.
Luego de morir en nuestro mundo y ‘despertar’ en la otra vida, el ‘ba’ y el ‘ka’ debían reintegrarse y unirse en un nuevo cuerpo purificado, por esta razón intentaban conservar de la mejor manera dichos cuerpos.
¿Cómo se preparaba la momificación?
Momificar a un muerto era un trabajo sumamente extenso y para nada fácil, el cual duraba al menos 70 días.
Cuando el cerebro y las vísceras se extraían del cuerpo, éste se cubría con aceites vegetales, aceites animales y ungüentos. Luego, se empezaban a colocar vendas sobre el cuerpo además de amuletos que simbolizaban en la mayoría de los casos protección.
A continuación, el cuerpo se colocaba en uno o varios sarcófagos pintados y grabados. A veces, la cara se cubría con una máscara de momia usualmente pintada, pero que, en el caso de las momias reales, se hacía en oro, para reflejar su aspecto idealizado.
El corazón era el único órgano que se mantenía en el cuerpo, y aunque en algunas ocasiones fuera extraído este se debía volver a colocar en su lugar, ya que era de suma importancia que no se separara del cuerpo, debido a que este se suponía era la sede de los sentimientos, el pensamiento, la conciencia y la vida de cada individuo.
México, 13 de febrero 2020
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