México, DF. Harvey Weinstein, el poderoso productor de cine cuya caída por mala conducta sexual encendió un movimiento global, fue hallado culpable de dos delitos sexuales después de un juicio en el que seis mujeres testificaron que las había agredido sexualmente.
El jurado encontró a Weinstein culpable de violación y acto sexual criminal, pero lo absolvió de otros tres cargos, incluidos los dos más graves en su contra: que es un depredador sexual.
Weinstein se sentó y mostró pocas emociones mientras el veredicto era leído. Parecía aturdido cuando lo esposaron y lo sacaron de la corte, cojeando entre dos oficiales en su camino a la cárcel para esperar sentencia, el 11 de marzo, que podría ser de hasta 29 años.
El veredicto ofreció justicia a docenas de mujeres que dieron un paso al frente con similares acusaciones contra Weinstein. Para muchos, el juicio fue el momento decisivo del movimiento #MeToo y una prueba crucial en los esfuerzos de responsabilizar a influyentes hombres por hostigamiento sexual en el trabajo.
Las quejas sobre Weinstein, ganador del Óscar por películas como Shakespeare Enamorado, dejaron pasar la marea a finales de 2019, cuando cientos de miles de mujeres transmitieron sus propias historias de acoso.
Weinstein, rápidamente, se convirtió en un símbolo no sólo de la cultura del “sofá de audiciones” en Hollywood, sino del abuso que las mujeres han sufrido por cientos de años.
Los cargos criminales presentados en Manhattan contra Weinstein, de 67 años, se basaron en las quejas de dos mujeres: Miriam Haley, una asistente de producción que dijo que la había forzado a recibir sexo oral en 2006, y Jessica Man, ex actriz que alegó haber sido violada en su hotel en 2013.
El caso, escuchado en la Suprema Corte del estado, fue inusualmente arriesgado para los fiscales de Manhattan, quienes tenían poca o ninguna evidencia física o forense para respaldar las acusaciones de las mujeres. El juicio se convirtió en una batalla sobre la credibilidad de las mujeres.
Donna Rotunno, la abogada defensora principal, trató de poner el movimiento #MeToo en juicio, argumentando que la indignación pública por el comportamiento de Weinstein lo había despojado de su carrera y lo etiquetaba como un violador sin el debido proceso. Él era, dijo,”el blanco de una causa y de un movimiento”.
Los fiscales retrataron a Weinstein como un depredador calculado, que mantuvo a sus víctimas cerca después de sus ataques para controlarlas, usando su poder sobre sus futuros en la industria fílmica para silenciarlas.
Los legistas defensores dijeron que las mujeres habían tenido sexo con Weinstein voluntariamente para avanzar en sus carreras. Sólo años después, comentaron, después de que él había sido acusado de hostigamiento, las mujeres refirieron que sus encuentros con él no habían sido consensuados.
Presentó la defensa evidencia de que Haley y Mann no sólo tuvieron comunicación amistosa con Weinstein después de los presuntos ataques, sino que tuvieron sexo consentido con él. Pero después de deliberar por cinco días, el jurado de siete hombres y cinco mujeres determinó que Weinstein había roto la ley.
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