No todas las grasas que ingerimos en la dieta son iguales. Algunas están ligadas a enfermedades cardíacas y predisponen a padecer diabetes. Otras, en cambio, traen efectos benéficos para la salud. En este artículo te hablaremos sobre grasas saludables y grasas dañinas.
Un estudio publicado en la revista Quartely Review of Biology plantea que el tipo de interacción que cada grasa tiene con los microbios de nuestro estómago va a definir si se trata de un lípido saludable o no. La investigación fue llevada a cabo por personal de la Universidad de Northwestern y la de Nuevo México.
Según los autores del trabajo, algunas grasas potencian el crecimiento de bacterias dañinas presentes en el tracto digestivo. Esto hace que el cuerpo a active una respuesta inmune, lo que puede generar una inflamación débil pero permanente. Situación que, de mantenerse, podría provocar ulceraciones.
Por el contrario, los datos sugieren que las grasas insaturadas de origen vegetal y los ácidos grasos omega-3 tienen propiedades antimicrobianas, y además resultan letales para muchas bacterias causantes de enfermedades. De manera que sí hay grasas sanas, capaces incluso de ayudar a prevenir problemas de salud.
Diferencia entre una dieta alta y otra baja en grasas
No solo importa saber distinguir cuáles son las grasas sanas y cuáles no. Para tener una salud completa, es necesario planificarse una dieta equilibrada, donde no haya un consumo excesivo de lípidos. Un análisis, dado a conocer en la revista de nutrición Gut, ahonda en los efectos de una alimentación desbalanceada.
Para el estudio, el investigador Yi Wan, de la Universidad de Zhejian (China), distribuyó a 217 personas en tres grupos, que fueron sometidos a tres regímenes dietéticos diferentes, con proporciones de grasas distintos. Los participantes de la prueba eran adultos sanos, en edades comprendidas entre los 18 y 35 años.
El primer grupo mantuvo una dieta baja en grasas, el segundo ingirió una dieta con un nivel de grasa moderado y el tercero se alimentó con una dieta alta en grasas. La observación del experimento duró seis meses. Los resultados guardan relación estrecha con el estado de la flora intestinal de los voluntarios.
La principal conclusión del estudio fue que la ingesta de una dieta baja en grasas permite un mejor desarrollo de la microbiota (en especial de las bacterias que producen ácidos grasos). En cambio, una dieta alta en grasas puede sentar las bases para sufrir, a largo plazo, una enfermedad crónica cardiovascular.
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