Aprender un idioma requiere mucho trabajo. Convertir las horas de sueño en parte del estudio es lo que necesitábamos.
Aprender un nuevo idioma es una de las resoluciones más comunes dentro de las que son realizadas en año nuevo. Entre esas metas que todos intentamos convertir en parte de nuestra vida, aprender a comunicarse con un grupo de personas totalmente distinto al nuestro siempre ha estado como uno de los objetivos más deseados por todos. Pero desear aprender un idioma nuevo y aprenderlo es una cosa muy distinta. Los idiomas son construcciones muy complejas, llenas de reglas, pronunciaciones y maneras de usar las palabras que no podemos ignorar. A la hora de enfrentarnos a todo el trabajo que esto requiere, muchos simplemente se rinden.
Muchos empiezan a buscar maneras de cortar el tiempo que se demoran en aprender: que envés de un par de años, ojalá fueran solo un par de meses. Pero lograr cosas importantes nunca ha sido un proceso sencillo. Hay muchos pasos que es imposible saltarse. Dicho eso, los nuevos descubrimientos de la ciencia, así como la ayuda que significa el acceso que tenemos a las nuevas tecnologías, han facilitado el trabajo. Esto no significa que el trabajo duro y el estudio no sean el camino correcto para desarrollar una habilidad tan valiosa como hablar un nuevo idioma, pero hay maneras de apoyar eso para hacerlo más ameno.
Mucho se ha hablado de las tácticas para aprender idiomas sin que esto se convierta en un trabajo. Desde hipnotismo a juegos que aseguran ser capaces de convertir el aprendizaje en diversión, todo lo que suene a un atajo para reducir esas duras horas de estudio tiende a llamar mucha atención. La mayoría suelen no ser demasiado efectivos, pero uno de los más antiguos, y debemos decirlo, menos creíbles y del que más se han burlado, puede que tenga más de científico de lo que uno cree.
La técnica de aprender un idioma mientras dormimos, es demasiado tentador como para desecharlo por completo. Después de todo, las horas de sueño son entre 6 y 8 en las que nos hacemos nada aparte de estar acostados (acostados reparando nuestros tejidos y preparándonos para un próximo día, pero, aun así). Científicos del Instituto de Psicología de Berna, publicando en Current Biology, descubrieron que ciertas etapas del sueño pueden ser aprovechadas para memorizar patrones auditivos. En otras palabras, es cierto: es posible apoyar nuestro aprendizaje de un idioma mientras dormimos.
Es importante notar que no se trata de que despertarás hablando francés o alemán. Más bien que durante el sueño, específicamente en las fases de sueño más profundo, somos capaces de memorizar los significados de ciertas palabras. Si aplicas esto, podrás ocupar tus horas de descanso en ampliar un poco tu vocabulario en el nuevo idioma. Es tan simple como poner un audio donde se repitan palabras nuevas, junto con su traducción. Si te despiertas dándote cuenta de que conoces nuevas palabras, no te olvides de darnos las gracias.
México, 29 de febrero 2020
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