Seguramente usted es uno de los mexicanos que no desconoce el nombre de Roberto Gómez Bolaños, (21-02-29/ 28-11-2014), mejor conocido como Chespirito, que por cierto fue chilango.
Chespirito tuvo una vida muy activa en los escenarios del teatro, el cine, pero mucho más en la televisión, incluyendo mundial, pues fue catalogado como comediante, productor de cine, guionista, director de cine, compositor, actor de cine, escritor y compositor de canciones desde 1947 hasta el año dos mil.
Un detalle para muchos que admiramos su trabajo es que fue estudiantes de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la UNAM, aunque la abandonó por identificarse con la actuación.
La génesis de su seudónimo Chespirito, se asegura fue de Don Agustín P. Delgado, (director cinematográfico), quién le llamó así, por el diminutivo de la pronunciación españolizada del apellido de William Shakespeare -fonéticamente Chekspir-, en su diminutivo Chespirito, por la estatura de Don Roberto y su talento para escribir historias que asemejaba a las del inglés.
Don Roberto Gómez Bolaños fue el creador de varios personajes, entre los que destacan: El Chavo, El Chapulín Colorado, El Chómpiras. El Doctor Chapatín, Vicente Chambón, Chaparrón Bonaparte, La Chilindrina y muchos más.
Todos los personajes creados por Chespirito son para niños, con diálogos para mentes infantiles, por lo que no se aprecia en ninguno el doble sentido, aunque aseguran que el actor, en una entrevista a la periodista Teresa Rodríguez, aseguró que decidió añadir palabras con “ch” porque era usado “en muchas groserías en México”
El nombre de este mexicano viene a esta redacción, porque fue el creador de una pregunta que por la forma en que se plantea, ha sido utilizada en muchos contextos. Usted recuerda aquello de “Hooo, y ahora ¿quién podrá salvarnos? Y era pie para la salida el personaje ¡El Chapulín Colorado!
La analogía es que, ésa debe ser la pregunta planteada por los maestros de México, porque circula en redes sociales, textos donde hacen la reflexión de solo de algunas tareas que desempeñan los profesores y para usted, la copio textual:
“Y para muchos los maestros no hacemos nada… Se roban a una pequeña: La orden es que los maestros se irán a su casa hasta que pasen por el último niño; La Influenza: pongan filtros en las escuelas y que los maestros pongan gel antibacterial a todos los estudiantes, utilicen tapabocas. ¿$?
Desastre ambiental: Que los maestros pidan apoyo a las familias y recolecten víveres y los transporten al centro de acopio; campaña de Reforestación en áreas verdes escolares y públicas.
Maestros vendan stickers, lápices, borradores, reglas, pulseritas, etc., para los bomberos, la Cruz Roja, Niños con Cáncer, etc.; Violencia Escolar: Los maestros a Operación Mochila; Violencia Familiar, el maestro reporta al DIF.
Más… Niños que no asisten a la escuela: maestro intenta concientizar padres y haga indagatorias; Pediculosis: maestro… filtros para revisiones de higiene y a quitar piojitos; Balaceras: maestro a simulacros…”
Los maestros contestan “Si, Podemos hacer eso y más… y de hecho ¡hacemos mucho más! Pero ni los padres de familia o las autoridades educativas o sindicales, incluyendo las corrientes antagónicas al SNTE, acaso se preguntan si también ¿tenemos hijos, familia o queremos llegar con los nuestros?”
Así justifico la primera parte de esta columna, la analogía con el personaje de Chespirito, pues como siempre, desde el escritorio es muy fácil determinar lo que se haga y no, como el que las escuelas entreguen credenciales para recoger escolares y el mismo Estado es incapaz de presupuestar gastos de escuela, aunque lo señale el Art. 73 Constitucional.
La lista, no de mi autoría, omitió el ‘foco’ del funcionario en una campaña, como la del agua… ahí están las escuelas, una campaña vial… ahí están los maestros, desfiles públicos… ahí están las escuelas.
Las acciones sociales y culturales ocupan más tiempo en las escuelas, que los mismos programas educativos como el de Español, Matemáticas, Historia, Biología, Geografía, inglés, Artes o Tecnología.
Ahí se identifica una gran parte de la respuesta a las reprobaciones del escolar mexicano en certámenes mundiales.
¿Me equivoco?
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