CD. VICTORIA, TAMAULIPAS, 9 DE DIC. DE 2020 .-Todo inició en Palacio Nacional, durante una conferencia de prensa mañanera donde el presidente Andrés Manuel López Obrador, resucitó la palabra
FIFÍ. La sola mención de uno de los adjetivos de moda durante el porfiriato, generó
enorme escándalo, divisionismo y polarización varias semanas. Por si fuera poco, la
cápsula del tiempo, nos llevó a recordar otras locuciones como catrín y lagartijo
utilizadas para calificar peyorativamente a los mexicanos afrancesadas, de
exquisitos modales, buen gusto y refinamiento.
En contra parte, emergió de la Caja de Pandora el término chairo derivado de
chaira, una herramienta puntiaguda especial para afilar cuchillos de carniceros,
talabarteros y zapateros de los antiguos barrios y vecindades de la capital del país.
En México el uso se remonta a tiempos coloniales y en algunas regiones hace
referencia a una pequeña cuchilla en forma de gancho. Lo mismo se aplicó en 1879 a
un periódico antagónico a El Tranchete que editaba Manuel González en la Ciudad
de México.
Hace más de su siglo, el vocablo se popularizó en todo el país. Incluso
numerosos perros y gatos de buenas familias fueron bautizados con ese nombre. a
principios de la centuria pasada, Rafael Rodríguez fabricaba en Linares, Nuevo León
los cigarros FIFÍES “De Calidad Insuperable.” En 1920 empezó a circular en Ciudad
Victoria el periódico El Fifí, un Bisemanario Humorístico en formato tabloide. Eran
los tiempos posrevolucionarios, cuando los pobladores aún resentían los estragos
de pandemia de Gripa Española que no respetó la vida de miles de los mexicanos, la
crisis económica y la Rebelión del general Luis Caballero.
En medio de aquel escenario, donde numerosos pobladores habían perdido
todo menos el humor, cierta Compañía Periodística decidió imprimirle a la vida
cotidiana de los victorenses, un poco de irreverencia, comicidad y diversión que
reflejan algunos rasgos del carácter de los victorenses. En esos momentos,
gobernaba Tamaulipas José Morante, abuelo del escritor Fernando del Paso,
mientras su enemigo político Emilio Portes Gil, empezaba a despuntar como
abogado.
En los primeros números del periódico, únicamente se mencionan los
nombres de sus principales colaboradores: El Pinolillo, El 30-30, El Guarache y El
Zancudo. El precio del ejemplar de cuatro páginas era de 5 ferrucos y el número
atrasado 10 monedas de cobre: “Anuncios y editos a precios retebaratos. La moneda
se cobrará al chas-chas y sin rajuliarse.” El pago era al contado. Algunos
establecimientos como la Fonda y Café, enfrente de la estación del ferrocarril,
anunciaban entre versos y chascarrillos la venta de comidas corridas, platillos de
gallina, cabrito, frijoles y huevos: “Y la panza llenarán,/con buen pastel y
melcocha,/y satisfechos saldrán…/del popular Fifí Rocha.”
Para su sostenimiento financiero, contaba con apoyo de profesionistas de la
localidad, quienes pagaban inserciones publicitarias. Por ejemplo los médicos y
abogados Tomás Guillén -ancestro del subcomandante Marcos-, Antonio Valdés
Rojas y Raúl Manautou pariente del doctor Emilio Martínez Manautou, quien fue aun
alto funcionario durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. En cambio Abelardo
Villarreal promocionaba el famoso mezcal de San Carlos, Tamaulipas. Es decir, se
sostenía de la publicidad y venta de ejemplares, porque su administración estaba
ajena a los apoyos económicos de gobierno.
No todo el contenido era relajo. En algunos números sus editores publicaron
temas relacionados con la sociedad, edictos, literatura, religión, chistes ingenuos y
cultura en general. El 11 de diciembre de 1920 actuó en el Gran Teatro Juárez de
Ciudad Victoria “…con lisonjero éxito pecuniario y artístico”, el renombrado tenor
José Merino, a quien sus admiradores apodaban El Caruso Mexicano. Esta
presentación formó parte de una “gira bohemia”, después de haber recorrido varios
escenarios de los Estados Unidos.
Lo mismo sucedió días después con la exhibición de la famosa película en
serie La Calavera del Terror, dividida en 18 episodios, 36 partes con una extensión
aproximada de 36,000 pies filmada en los estudios Universal, donde interviene el
actor Art Acord y la genial estrella mexicana Beatriz Domínguez” pareja de baile de
Rodolfo Valentino en la película Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (1921).
En los ejemplares de enero del mencionado año, su editor Valente L. Álvarez
y el administrador J. Salazar, decidieron salir del anonimato y aparecer en el
indicador del bisemanario. El precio del ejemplar aumentó a 10 fierros y 15
centavos los números atrasados. Para entonces los patrocinadoras habían
disminuido considerablemente y sólo se imprimieron unos cuantos números más.
Así lo indica los ejemplares disponibles del Fondo Gabriel Saldívar de la Biblioteca
Marte R. Gómez y expedientes del Ramo Civil del Archivo del Poder Judicial del
Estado de Tamaulipas.
El FIFÍ, es uno de tantos periódicos que a lo largo de la historia se editaron
en la capital tamaulipeca. Respecto a su contenido, considero que la mejor
aportación fue su nombre, noticias sobre el cine y teatro, el reportaje y fotografía
del Caruso Mexicano, poesías populares y el anuncio de la Fonda y Café, donde un
plato de huevos ponerle un poco de irreverencia costaba más que una orden de
cabrito.
Como suele suceder con la mayoría de estas publicaciones emergentes,
marginales y poco alcance intelectual, a veces su vida es relativamente corta y
desaparecen de la noche a la mañana, al cumplir encomiendas políticas de quienes
ayudaron a sostenerlas. ¿Quién iba pensar? Que después de un siglo, su nombre
saldría de nuevo a relucir en un segundo aire.









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