El gobierno de Estados Unidos intensificó su ofensiva contra Nicolás Maduro con la captura de un buque cisterna de bandera panameña cargado con crudo venezolano.
El operativo, llevado a cabo en aguas internacionales del Caribe, es el segundo golpe naval contra el gobierno del chavista en menos de diez días, bajo la amenaza de Donald Trump sobre una ofensiva militar.
Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de EU, confirmó que la Guardia Costera de su país incautó un petrolero que estuvo atracado por última vez en Venezuela.
“Estados Unidos seguirá persiguiendo el movimiento ilícito de petróleo sancionado que se utiliza para financiar el narcoterrorismo en la región”, compartió en sus redes sociales.
La empresa británica de gestión de riesgos marítimos Vanguard indicó que el buque pudo haber sido interceptado al este de Barbados.
Jeremy Paner, socio del bufete de abogados Hughes Hubbard, con sede en Washington, afirmó que el buque no ha sido sancionado por Estados Unidos, lo que marca un nuevo aumento en la presión de Trump sobre Venezuela.
“El petrolero contenía crudo de PDVSA sancionado. Era un buque de bandera falsa que operaba como parte de la flota fantasma venezolana para traficar petróleo robado”, declaró Anna Kelly, subsecretaria de Prensa de la Casa Blanca.
Venezuela condenó el “robo y secuestro” del segundo buque petrolero y denunció la “desaparición forzada” de su tripulación, según un comunicado.
Anna Kelly, subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, informó que el buque sancionado contenía petróleo de la empresa venezolana PDVSA.
“Era un buque de bandera falsa que operaba como parte de la flota fantasma venezolana para traficar petróleo robado”, publicó en X.
The New York Times reportó que la embarcación era un petrolero con bandera panameña que transportaba crudo; había salido recientemente de Venezuela y se encontraba en aguas del Caribe.
La empresa británica de gestión de riesgos marítimos Vanguard indicó que se creía que el buque era el Centuries, interceptado al este de Barbados.
Las fuerzas estadunidenses ya habían incautado la semana pasada un petrolero frente a las costas del país, una operación que fue denunciada como “piratería naval” por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Venezuela condenó ayer el “robo y secuestro” del segundo buque petrolero y denunció la “desaparición forzada” de su tripulación, según un comunicado publicado por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez.
Desde que Estados Unidos impuso sanciones energéticas a Venezuela en 2019, los comerciantes que compran petróleo venezolano han recurrido a una “flota en la sombra” de petroleros que camuflan su ubicación y a buques sancionados por transportar petróleo iraní o ruso.
Centuries, que cargó en Venezuela bajo el nombre falso “Crag” y forma parte de la flota oscura, transportaba unos 1.8 millones de barriles de crudo venezolano Merey con destino a China, según documentos internos de la petrolera estatal PDVSA.
El buque zarpó de aguas venezolanas el miércoles tras ser escoltado brevemente por la Armada venezolana, según fuentes de la compañía e imágenes satelitales obtenidas por el sitio Tanker Trackers.
El crudo fue comprado por Satau Tijana Oil Trading, uno de los muchos intermediarios involucrados en las ventas de PDVSA a refinadores independientes chinos, de acuerdo con los documentos.
Hasta esta semana, de los más de 70 petroleros en aguas venezolanas que forman parte de la flota oscura, alrededor de 38 están bajo sanciones del Tesoro estadunidense, mostraron datos de Tanker Trackers.
Venezuela considera la operación estadunidense como una campaña para expulsar a Maduro y para “robar” el petróleo venezolano.







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