Mucho se ha hablado de la renuncia del exfiscal Alejandro Gertz Manero. Los motivos se ubican en el terreno de la especulación política.
A grandes rasgos, podemos identificar cuatro vertientes.
La primera, en defensa del personaje. Los que argumentan esta postura mencionan que la renuncia fue consecuencia de las investigaciones que estaba llevando a cabo con respecto a personajes de la 4t, el caso de Bermúdez Requena.
Otro segundo grupo, por el contrario, señala la ineficiencia del exfiscal con respecto a investigaciones relevantes, caso Ayotzinapa y el llamado huachicol fiscal.
Un tercer grupo sostiene que la destitución del exfiscal se debió al filtrado de información que era utilizada para atacar a la 4t. Es decir, que la destitución respondió a una cuestión política.
Finalmente, otro grupo menciona motivos bilógicos y la avanzada edad del personaje, evidenciadas en las ausencias cada vez más prolongadas de los eventos públicos propios del cargo.
En esta columna no voy a especular sobre los motivos, que acudiendo al sentido común y a como la realidad se expresa, podría pensarse que la renuncia responde a una mezcla de todos o varias de las razones antes expuestas.
Lo sucedido en la fiscalía ejemplifica la concentración de poder que tiene actualmente la 4t. A diferencia de lo que se suele pensarse, no necesariamente la concentración de poder es algo negativo.
Quienes afirman lo contrario mencionan que, con la caída del Fiscal, las instituciones autónomas más importantes del Estado -poder judicial y fiscalía- responden a los interese del gobierno. Pero tienen amnesia selectiva y evitan decir que una autonomía a ultranza puede generar parálisis gubernamental y reforzar el status quo.
Las transformaciones sociales, sobre todo aquellas que emanan de la izquierda deben tener agresividad ideológica, homogenización táctica y unificación política. Para cumplir lo anterior todas las instituciones del Estado debe estar en concordancia, algo difícil de lograr con instituciones autónomas a ultranza.
Claro que en determinados momentos históricos y bajo coyunturas muy específicas, puede y de hecho ha aparecido lo que Rosa Luxemburg denominó espontaneísmo, se han logrado cambios estructurales en un contexto de autonomía judicial.
Ejemplos el Poder Judicial de la Italia de la época de mediados de los setentas y finales de los ochentas y su lucha contra la mafia. Aquel cambio estructural, producto de la jubilación de jueces, provocó que 2 terceras partes fueran sustituidos por una nueva generación de jóvenes enjuiciadores comprometidos con la lucha contra la mafia y a partir de lo anterior se empezarán a ver los resultados de la lucha que el gobierno había emprendido desde la década de los cincuentas.
Lo anterior resulta difícil de explicar, de ahí que se le denomine espontaneísmo, si se tiene en cuenta que no hay una dirección que indique hacia donde tiene que ir el sentido del cambio.
Para la 4t el espontaneísmo no es una opción. En cambio, deciden “colonizar” las instituciones del Estado. Lo importante es saber cuál es el fin. Si el mismo es la acumulación de poder per se, puede afirmarse que el proyecto de la 4t está destinado al fracaso en el mediano plazo.
Si, por el contrario, esa acumulación de poder responde a una agenda y las posibles alianzas con actores estratégico responde a la lógica de sacar adelante dicha agenda que responda a cambios profundos en la sociedad mexicana -entiéndase una reforma fiscal redistributiva-, es necesario contar con un Poder Judicial afín que pueda dirimir las controversias en favor del pueblo de México.
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