Ni como negar que la inseguridad mantiene en vilo a la población y no es cuento porque todos enfrentamos situaciones que distan mucho del discurso oficial que, transferido a cifras, cuadros comparativos y estadísticas, al final solo ratifican los riesgos de sobrevivir en circunstancias difíciles. El temor está presente mientras el peligro asecha.
¿Qué pasa en el país de la transformación?. Estamos envueltos en una vorágine de inquietud donde confluyen diversos elementos. Para empezar, pareciera que el supremo gobierno está rebasado con una CDMX permanentemente “tomada” por grupos y organizaciones inconformes de cualquier cosa lo que asoma como crisis de autoridad, mientras el resto de la república “hace agua” con bloqueos que impiden la movilidad en claro atentado contra los derechos humanos.
Ahora mismo, cuando se escribía esta columna, (martes por la tarde), en la capital miles se desplazaban en una gran marcha exigiendo: alto a los feminicidios, aborto legal, seguro y gratuito y la construcción de espacios igualitarios y libres de violencia de género. Había la esperanza de que las “mujeres de negro” no aparecieran echando a perder dicha manifestación noble en sus orígenes. Sea que no salieran relucir los ataques acostumbrados contra la propiedad privada, edificios públicos y corporaciones policiacas, que como estaréis enterado han arrojado buena cantidad de víctimas y cuantiosas pérdidas materiales.
Reconozcamos que pese a las buenas intenciones hay problemas cuya presunta solución no se refleja en la realidad. En este sentido el de la voz opina que debiera ajustarse el gabinete federal y no es que falte capacidad de algunos(as) integrantes, sino que al mezclar la responsabilidad con el activismo político dañan la imagen institucional creando desconfianza. No es posible que la 4T “arrastre” a Morena faltando a la obligación de gobernar sin distinción de credo e ideología.
Uno no se explica las protestas de productores agrícolas cuando la publicidad asegura que es de los sectores más beneficiados. Algo o mucho está fallando. Y en cuanto a los transportistas que en diversas regiones mantienen el paro, es increíble que Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Gobernación, reduzca el problema a que la terquedad de sus dirigentes se debe a que son miembros del PRI, PAN o PRD. Al margen de ello, son mexicanos que cuidan su patrimonio y forma de vida. Habrá provocaciones y filtraciones como en cualquier movimiento, pero de que les asiste la razón, eso-que-ni-que.
Respecto del magisterio en rebeldía hacen falta intermediarios de buena fe por parte de la SEP a efecto de lograr acuerdos viables. En este sentido está demostrado que Mario Delgado Carrillo, el titular, no es de fiar y menos cuando desconoce “el mundo raro” que priva en la dependencia. Él es un “grillo” surgido de quien sabe dónde, que de pronto apareció como dirigente morenista a través de un proceso interno plagado de sospechas para después adquirir importancia de primer nivel. Es otro de los que, por el bien de todos, debe renunciar o ser renunciado y cuanto antes, mejor.
De manera que La Jefa debiera dar un manotazo y sacudirse a quienes hacen daño al nuevo proyecto de nación, entre los cuales el columnista enlista a Martí Batres Guadarrama, director del ISSSTE, impulsivo creador de conflictos que en más de una ocasión ha dejado en evidencia al régimen, como la absurda iniciativa de reforma que, entre otras cosas, reduciría el salario, especialmente de los maestros. Desde luego las protestas fueron contra doña Claudia. La relación de malos funcionarios(as) es larga. Ojalá que los cambios no lleguen tarde.
SUCEDE QUE
No sean ingenuos. Sea quien fuere, no hay que hacerse ilusiones con el próximo fiscal.
Y hasta la próxima.







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