En un sábado vibrante en Charlotte, James Harden protagonizó una de las exhibiciones individuales más memorables de la temporada y de la historia de los Clippers. El veterano guardia anotó 55 puntos, estableciendo un nuevo récord de la franquicia, para liderar a la quinteta de Los Ángeles a una contundente victoria por 131–116 contra los Hornets.
Desde el salto inicial, Harden dejó claro que no venía a medias tintas. En el primer cuarto colocó 27 puntos, casi tanto como todo el equipo de Charlotte, que apenas sumó 30 en esos 12 minutos. Con cinco triples en ese tramo de arranque, cimentó la primera ventaja para los Clippers.
Al descanso, la barba más famosa de la NBA ya tenía 35 unidades, la cifra más alta de cualquier jugador en un solo medio tiempo esta temporada. Al final, Harden se fue 17 de 26 en tiros de campo, 10 de 16 en triples y 11 de 14 desde la línea de castigo, para coronar una faena implacable.
Esta actuación marcó su temporada y la historia de los Clippers: el récord anterior era de 52 puntos, compartido por Charles Smith y Bob McAdoo.
Además, con este logro, Harden se convierte en el primer jugador en la historia de la NBA que ostenta el récord de anotación en un partido para dos franquicias, pues también tiene los 61 puntos máximos en un partido con los Rockets.
En el lado colectivo, Los Ángeles rompió una racha de tres derrotas consecutivas, apoyada también en 18 puntos y nueve rebotes de Ivica Zubac, más una sólida contribución de la gente que salió de la banca.
Por su parte, los Hornets sufrieron la arremetida mental de Harden y los golpes físicos: LaMelo Ball salió con cuatro faltas temprano, mientras que Ryan Kalkbrenner y Pat Connaughton abandonaron la duela con lesiones.
Al caer la noche en el Spectrum Center, la imagen de Harden alzando las manos tras su triple número 10 parecía resumir todo: un veterano de 17 temporadas que aún tiene la chispa para romper sus propios límites y reescribir los libros de récords.







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