El título de hoy es el nombre de un neolonés nacido en el municipio de Allende. Sin embargo, el significado griego del nombre Alejo, es el de ‘defensor’, ‘protector’. Haciendo hincapié que el nombre ha sido utilizado a lo largo de la historia con una doble connotación: valentía y nobleza.
Don Alejo Garza Tamez es el hombre al que hemos de referirnos en este espacio y según sus biógrafos nace en 1933 con una infancia en zonas boscosas de Nuevo León, pues su padre, Don José Garza, fue propietario de un aserradero por lo que, junto a sus hermanos, se instruyó a aserrar y vender la madera, de tal suerte que fundaron en Monterrey la maderera “El Salto”.
Desde la juventud de Don Alejo Garza, sabemos que viajó constantemente a Durango y Parral, Chih., para comprar la madera que luego vendía en Monterrey, practicando desde niño la cacería y la pesca, lo que le permitió hacer su propia colección de armas de fuego, principalmente deportivas, adquiriendo buena reputación de buen tirador.
La avicultura en su natal Allende le permitió comprar el rancho “San José”, ubicado a las orillas de la Presa Vicente Guerrero, Mpio. de Padilla, Tam., aproximadamente a 20 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
La inseguridad pública en Tamaulipas, ha despojado a mucha gente de sus propiedades inmuebles, por lo que, en noviembre del 2010, el crimen organizado del cártel Los Zetas, arribaron al rancho “San José”, advirtiéndole a Don Alejo que tenía 24 horas para entregar esa propiedad al grupo delincuencial.
Ese mismo día, Don Alejo reunió a los trabajadores de su rancho y ordenó que no se presentaran a trabajar al día siguiente, por lo que la madrugada siguiente, vehículos delincuenciales ingresaron al rancho.
Los criminales descendieron y dispararon al aire, amenazando con apoderarse del rancho. Lo que nunca esperaron es que Don Alejo estaba parapetado al interior de la casa principal, quien respondió a tiros la amenaza, desatándose el enfrentamiento armado.
Desde luego que los Z respondieron el ataque con armas largas y granadas de mano, no aplacaron la defensa de “San José” y pese a la superioridad en número, las balas del ranchero causaron varias bajas a los criminales.
Horas después del enfrentamiento, la Armada de México arribó al Rancho de Don Alejo encontrando la casa principal, en parte destrozada por los impactos de bala y explosiones de granadas.
También encontraron, en la parte exterior de la finca, seis cuerpos humanos abandonados, cuatro muertos y dos heridos inconscientes. Sin embargo, en el interior de la casa encontraron el cuerpo inerte de Don Alejo junto a dos armas. Garza Tamez de 77 años de edad, contaba con dos impactos de bala, uno en el pecho y otro en la cabeza que, junto a las esquirlas de las granadas.
Al inspeccionar el rancho se reveló que, en puertas y ventanas de la casa principal, se encontraban armas y casquillos percutidos. Las conclusiones oficiales determinaron que finalmente Garza Tamez había diseñado su propia estrategia para luchar solo, colocando armas en diversos puntos estratégicos.
Un dato más. Apenas las fuerzas armadas se retiraron del rancho, los vecinos, extrabajadores o extraños a la finca, entraron al Rancho San José para robar, para saquear todo lo que pudieron, desde cosas de plomería (grifos, tubos, regaderas), hasta chapas, puertas, marcos de las puertas y ventanas y todo lo que pudieron sustraer.
Antes de una semana el rancho de Don Alejo lucía saqueado, con los impactos de bala como sello del exceso de violencia que desde el 2010 se vive en Tamaulipas.
El actuar del neolonés en defensa de lo que sentía suyo, pero además el haber despedido a sus trabajadores para asegurarles la vida, dice mucho de la calidad de hombre que perdió la vida en manos de la sombra delictiva en Tamaulipas.







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