El Buen Padre engendra con amor, abriga, protege, alimenta, educa, disciplina, juega, orienta, abraza, reprende, sonríe, da ejemplo y ama plenamente a sus hijos.
Es una mezcla de todos esos ingredientes sazonados con el peculiar estilo personal.
Siempre es un gran respaldo en etapas tempranas de la vida .
Su ejemplo y acompañamientos terrenal ayudan mucho a sortear la delicada y bella misión de la paternidad.
Para quienes tuvimos la suerte de contar siempre con un padre en toda la extensión de la palabra, la gratitud perenne a Dios.
Y a ellos, por serlo y nunca desmayar en el intento por ser el mejor ejemplo.
Ese empeño trasciende el plano terrenal y siguen siendo guía desde el mundo celestial.
Abrazo grande para aquellos que viven esa gran bendición de la paternidad.
Y a todos aquellos que son nuestros ángeles y guías desde el cielo.
Feliz Día del Padre a todos los apreciados lectores.







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