En un estudio publicado en enero por PLOS ONE, investigadores alertan sobre el creciente riesgo de contaminación por arsénico en el agua potable debido al aumento del nivel del mar, especialmente en regiones como Bangladesh, donde hasta el 97 por ciento de la población depende del agua de pozo para beber.
El arsénico, un elemento naturalmente presente en la corteza terrestre, puede llegar a niveles peligrosos en las aguas subterráneas debido a factores como la geología y los patrones de uso del suelo. Sin embargo, el estudio revela que el fenómeno de intrusión de agua salada, exacerbado por el cambio climático, podría intensificar aún más esta amenaza.
“La intrusión de agua de mar es algo en lo que las zonas costeras han estado pensando durante mucho tiempo”, señala Holly Michael, directora del Instituto Ambiental de la Universidad de Delaware. “La cuestión de cómo el cambio climático y el aumento del nivel del mar podrían afectar a otros contaminantes pasa desapercibida”.
Los impactos del arsénico en la salud son significativos. Desde deterioros cognitivos en niños y adolescentes hasta enfermedades cardiovasculares y cáncer en adultos, la exposición prolongada puede tener consecuencias devastadoras. El estudio sugiere que estos riesgos persistirán incluso en niveles de salinidad del agua que aún se consideran potables.
El problema se agrava por la falta de conciencia y análisis insuficientes del agua potable. En lugares como Bangladesh y partes de Estados Unidos, donde millones dependen de pozos privados, el envenenamiento por arsénico puede pasar desapercibido durante años, lo que dificulta la conexión entre la contaminación del agua y los problemas de salud.
“Si bebes agua superficial y te enfermas a causa de bacterias, lo sabrás en cuestión de horas”, explica Seth Frisbie, autor principal del estudio. “Pero en el caso del envenenamiento crónico por metales, puede llevar entre cinco y 20 años, y es difícil establecer la conexión”.
El estudio destaca la necesidad urgente de medidas para monitorear y mitigar la contaminación por arsénico en el agua potable, especialmente en las regiones costeras vulnerables al aumento del nivel del mar inducido por el cambio climático.







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