La grieta entre Nicki Minaj y la industria musical se ha convertido en un abismo. Tras su reciente participación en la conferencia ultraconservadora Turning Point USA, donde lanzó comentarios contra la comunidad trans y elogió desmedidamente a Donald Trump, la rapera ha comenzado a sufrir un “exilio digital” por parte de sus propias colegas.
Figuras de talla mundial como Rosalía, Britney Spears, Billie Eilish y Christina Aguilera —todas defensoras de los derechos LGBTQ+— han dejado de seguir o bloqueado a Minaj en redes sociales, marcando una ruptura simbólica pero contundente en el olimpo del pop.
El discurso de la discordia El detonante fue la intervención de Minaj el pasado domingo, donde fue ovacionada por Erika Kirk (viuda del activista Charlie Kirk) al declarar: “Si naces como hombre, sé un hombre. No hay nada de malo en ello… Los chicos serán chicos, y no pasa nada”.
La intérprete insinuó la existencia de una campaña para presionar a los menores a cambiar de género, alineándose con la retórica más dura del movimiento MAGA (Make America Great Again). Además, calificó a Donald Trump y J.D. Vance como “ejemplos a seguir” y personas de “integridad”, asegurando que su administración inspira a la gente a ser “chicos malos” y ganar con la cabeza alta.
“No me he dado ni cuenta” Mientras sus fans lamentan la contradicción de atacar a la comunidad que sustenta gran parte de su carrera (el público gay), Minaj minimiza las críticas. Al ser cuestionada sobre el rechazo de su industria, respondió con frialdad: “No me he dado ni cuenta. Sigo adelante”.
Hasta el momento, solo la modelo Amber Rose ha salido en su defensa, argumentando libertad de expresión. Sin embargo, con un historial que incluye el arresto de su esposo por delitos sexuales y sus propios problemas legales en Ámsterdam, este nuevo giro político parece aislar cada vez más a la rapera de la corriente principal del entretenimiento.







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