México avanza hacia una reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, pero sin incluir el segundo día de descanso semanal, una demanda central de sindicatos y legisladores de oposición. La iniciativa enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum al Senado mantiene el esquema de seis días de trabajo por uno de descanso, tanto en la Constitución como en la Ley Federal del Trabajo (LFT).
De acuerdo con el proyecto, la jornada se limitará a 40 horas semanales, pero sin modificar el modelo vigente: “Por cada seis días de trabajo las personas trabajadoras deberán disfrutar por lo menos de un día de descanso con goce de salario íntegro”, establece el documento entregado al Congreso.
La exclusión del segundo día de descanso contrasta con la mayoría de iniciativas presentadas en la actual legislatura. De 17 propuestas discutidas, 14 planteaban reconocer dos días de descanso por cada cinco de trabajo, lo que en términos prácticos implicaría la reducción de 48 a 40 horas semanales. Incluso la iniciativa que detonó el debate en 2023, presentada por la entonces diputada morenista Susana Prieto, proponía incluir dos días de descanso obligatorio.
La oposición ha cuestionado que la propuesta del Ejecutivo no corresponde al espíritu de la reducción laboral. La diputada Patricia Mercado, de Movimiento Ciudadano, advirtió que mantener un solo día de descanso no atiende el objetivo central: disminuir el desgaste laboral y mejorar la calidad de vida. Señaló que un día adicional permitiría ahorrar traslados de horas diarias y fortalecer la convivencia familiar.
Durante los foros públicos organizados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) entre junio y julio, los sindicatos insistieron en la necesidad de dos días de descanso. En contraste, el sector empresarial defendió conservar el esquema de seis días y facilitar la flexibilidad en la distribución de las horas.
En cuanto a su implementación, el proyecto propone una reducción gradual de dos horas por año a partir del 1 de enero de 2027. El calendario contempla 46 horas en 2027, 44 en 2028, 42 en 2029 y finalmente 40 horas en 2030. Las empresas tendrán seis meses para ajustar procesos antes de que inicie la primera etapa de transición.
Aunque la reforma representa un avance histórico hacia jornadas más cortas, el debate por el segundo día de descanso seguirá en la agenda legislativa y sindical, donde diversas voces consideran que aún falta camino para alcanzar estándares laborales internacionales.







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