Honduras enfrenta un reacomodo político tras los primeros resultados de las elecciones presidenciales, que colocan al candidato de derecha Nasry “Tito” Asfura y al aspirante de centro Salvador Nasralla al frente de la contienda, dejando en tercer lugar a la oficialista Rixi Moncada, representante de la izquierda. Los datos preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE) marcan un retroceso para el proyecto del partido gobernante.
Con el 34% de las actas escrutadas, el reporte de medianoche mostró a Asfura con el 40.62% de los votos, seguido muy de cerca por Nasralla, quien obtuvo 38.78%. La diferencia entre ambos candidatos es de apenas 23 mil votos, lo que mantiene la competencia abierta. En contraste, Moncada suma únicamente 19.6% de los sufragios, una cifra que refleja el desgaste del oficialismo.
La publicación tardía de los resultados —casi dos horas después del horario anunciado— incrementó la tensión en un país ya polarizado. En medio del clima electoral, el presidente estadounidense Donald Trump intervino indirectamente al advertir que recortaría la ayuda a Honduras si Asfura no resultaba ganador. Según el mandatario, el derechista es “el único amigo de la libertad”, y perderlo significaría dejar al país “en manos de Maduro y sus narcoterroristas”.
Antes de conocerse las cifras preliminares, Moncada pidió calma a sus simpatizantes y señaló que esperaría el avance del escrutinio completo. Agradeció el apoyo del Partido Libre e instó a mantenerse “en pie de lucha” hasta que el CNE publique el 100% de las actas.
El gobierno estadounidense, por su parte, aseguró que vigila “de cerca” el proceso electoral y llamó a garantizar el trabajo de la misión de observación de la OEA para evitar cualquier intento de manipulación y asegurar que los resultados reflejen la voluntad ciudadana.
Asfura, exalcalde de Tegucigalpa de 67 años, basó su campaña en su imagen de político pragmático y en los proyectos de infraestructura que desarrolló en la capital. Nasralla, de 72 años, comentarista deportivo y figura mediática, se presentó nuevamente como un candidato “fuera del sistema”, con la lucha contra la corrupción como eje principal.
Los resultados preliminares marcan un posible giro para Honduras, donde la izquierda enfrenta un desafío mayor para mantener su influencia en un escenario electoral reñido y vigilado internacionalmente.







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