Hace unos días crucé por tierra cuatro entidades del norte de México para visitar a familiares en el estado más grande de la república.
Transitar las carreteras desde Ciudad Victoria, capital de Tamaulipas a la ciudad de Chihuahua, conlleva a recorrer cerca de mil 100 kilómetros.
El trayecto es largo, pues comprende parte de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango y Chihuahua.
Hacerlo en el periodo vacacional decembrino obliga a tomar mayores precauciones por e incremento en el tráfico de vehículos de todo tipo.
Mucho más automóviles con familias completas o parte de ellas, autobuses de pasajeros, miles de paisanos en camionetas más amplias y un gran número de transporte federal de carga.
Cabe señalar que el 86 por ciento de la red carretera recorrida son autopistas, con casetas de cobro a partir de la ciudad de Monterrey.
El único tramo sin autopista es la carretera Linares, Nuevo León a Ciudad Victoria, Tamaulipas. De los cerca de 150 kilómetros, unos 30 corresponden al vecino estado y 120 a Tamaulipas.
Hay que recordar que en esos 120 kilómetros hay pequeños tramos que abren a los cuatro carriles, pero la mayor parte es de dos carriles con acotamientos, que permiten el rebase con cuidado.
Hacer el trayecto de manera continua, solamente con paradas a cargar gasolina o al baño, lleva unas doce horas, viajando a velocidades moderadas de 110 a 120 kilómetros por hora.
Y obvio que se valora y compara en estado de las carreteras en las diferentes entidades.
Hay parte de las autopistas que son estatales y no por ello están deterioradas. Las hay en los estados de Chihuahua y Coahuila. Salvo pequeños tramos entre Torreón, Coahuila y Jiménez, Chihuahua, tienen algunos daños
De tal forma que el pago de las autopistas en las diferentes casetas es justificado, por la seguridad que brinda, muy superior a las carreteras libres.
De tal forma que el tramo de mayor riesgo es en Linares. Cd. Victoria.
Nuevo León ha descuidado desde hace varios lustros la parte que le corresponde de Linares a los límites con el estado de Tamaulipas, no solo en calidad de sus pavimentos, sino en la vigilancia por parte de la Guardia Nacional, División Caminos.
Y ya en el estado de Tamaulipas, aunque se aprecia mayor vigilancia o patrullas de la Guardia Estatal en trayecto o en las Estaciones Carreteras, estos cuerpos de seguridad tienen poca acción en la aplicación de la normatividad que brinde mayor seguridad.
Más del 50 por ciento de las unidades exceden los límites de velocidad marcados en los anuncios, rebasan sin precaución, se permite el tránsito de tráileres con doble remolque en horarios nocturnos.
Muchos vehículos de carga se estacionan en sitios inadecuados en las comunidades aledañas a las carreteras como Villagrán, El Tomaseño, Hidalgo y El Barretal, Padilla.
Hay puntos críticos para los conductores entre ellos la obra abandonada desde hace lustros del “Puente Capricho” — así lo bauticé — en Mainero, ya que se tiene que pasar casi a vuelta de rueda por un costado del puente.
Otro punto es la cuesta “El Salero”, las curvas cerradas entre Villagrán e Hidalgo, los topes e invasión de carriles en “El Tomaseño”, la curva en el ejido “San Francisco”, el cruce de las vías férreas en el kilómetro 50.
En el paso nocturno por diversas ciudades o sus libramientos, la iluminación es de mayor alcance y claridad que la de los pueblos o ciudades tamaulipecas.
Ciudad Victoria se queda muy corta, una ciudad a “media Luz”, como su “medio alcalde”, Eduardo Gattás Báez.
Fueron dos mil 200 kilómetros y poco más de 24 horas de viaje para estar al lado de la familia, amigos, amigas, primos, tías, sobrinas, sobrinos.
La convivencia de esos días fue valiosísima, pues el reencuentro con parte de la familia y amigos fueron fundamentales para fortalecer el alma, corazón y mente.
Gracias a las hermanas, sobrinos, primos y tíos Alma, Ivonne, Valeria, Marisol, Fátima, Fabián, David, Javier, Lupita, Astolfo, Kenia, Erik, Oly, Ramona, Gustavo, César, Alonso.
Y a las amigas y amigos Magali, Gina, Minerva, Verónica, Adriana y Blanca, así como a Oscar, Jaime, Miguel, Roger, Aníbal, Salvador y Juan Manuel por su tiempo, atenciones y afecto.
A todos, incluidos ustedes apreciados lectores, un gran abrazo de fin de año 2025, así como los mejores deseos de salud, paz, amor, bienestar, alegría, humor, felicidad y bienestar para el venturoso 2026.







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