Nigeria enfrenta nuevamente una grave crisis de seguridad luego de dos secuestros masivos en escuelas del norte del país, donde más de 300 estudiantes fueron raptados por bandas armadas la semana pasada. La escalada de violencia revive el temor que marcó al país desde el ataque de Chibok en 2014, cuando militantes de Boko Haram secuestraron a 276 colegialas y generaron indignación internacional.
Un análisis de The Associated Press revela que al menos 1.799 estudiantes han sido secuestrados en solo doce de los secuestros escolares más grandes cometidos en Nigeria en la última década. Aunque muchos menores han sido liberados tras negociaciones o pagos de rescate, otros permanecen desaparecidos.
Una década marcada por ataques a escuelas
El 14 de abril de 2014, Boko Haram perpetró el secuestro de Chibok, considerado el inicio de la ola de ataques contra instituciones educativas. Más de 90 niñas continúan desaparecidas. Cuatro años después, en febrero de 2018, otra facción del grupo insurgente raptó a 110 alumnas en Danchi, Yobe; cinco murieron en cautiverio.
Entre 2020 y 2021 se registraron algunos de los secuestros más grandes. En diciembre de 2020, más de 300 estudiantes fueron capturados en Kankara, Katsina. En febrero y marzo de 2021, hubo ataques en Kagara, Jangebe y Afaka, donde decenas de niños y jóvenes fueron retenidos por semanas.
Ese mismo año, en abril, hombres armados ingresaron a la Universidad Greenfield, en Kaduna, y secuestraron a 20 estudiantes; cinco de ellos fueron asesinados ante el retraso en las negociaciones. Meses después, más de 100 alumnos de la escuela bautista Bethel también fueron raptados y liberados gradualmente.
Oleada reciente: 2024 y 2025
En marzo de 2024, 287 estudiantes fueron secuestrados en la escuela gubernamental de Kuriga, Kaduna; dos días después, otros 15 niños fueron capturados mientras dormían en un internado de Sokoto. La crisis continuó en 2025 con ataques registrados el 17 de noviembre en Kebbi —con 25 estudiantes raptados y un miembro del personal asesinado— y el 22 de noviembre en Níger, donde más de 300 estudiantes y trabajadores de una escuela católica fueron secuestrados.
Un patrón que preocupa al mundo
Los secuestros masivos se han convertido en una táctica recurrente de grupos criminales e insurgentes que buscan obtener rescates o presionar a las autoridades. La comunidad internacional exige al gobierno nigeriano reforzar la protección escolar y frenar el avance de bandas armadas cuya actividad afecta gravemente a miles de familias y al sistema educativo.







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