Una prueba elaborada por la Fiscalía General de la República (FGR), tres semanas antes de solicitar la orden de aprehensión, fue clave para que un juez federal determinara que hay indicios de que Jorge Antonio Sánchez Ortega, ex agente del Cisen, fue el “segundo tirador” que asesinó a Luis Donaldo Colosio hace 31 años.
El peritaje en criminalística de campo, fechado el 17 de octubre pasado, concluye que Sánchez no aparece en videos cerca de Colosio porque posiblemente estaba a 68 centímetros de la víctima, en postura semiflexionada, lo que impidió ser captado desde un ángulo superior.
Los peritos Aníbal Lázaro Bautista y Jorge Vega Soriano analizaron las manchas de sangre de Colosio en la chamarra blanca que Sánchez vestía el 23 de marzo de 1994. Señalan que la capacitación táctica del exagente le permitió evadir la seguridad y acercarse estratégicamente a Colosio.
El Juez Daniel Marcelino Niño Jiménez consideró este dictamen un indicio importante para dictar la formal prisión contra Sánchez, ahora recluido en el Penal del Altiplano, y le adjudicó el mismo tratamiento que a Mario Aburto, acusado inicialmente del crimen.
Aunque la FGR había presentado un peritaje en 2023 que señalaba restos de plomo, bario y antimonio en la chamarra de Sánchez, la falta de videos que lo mostraran cerca de Colosio había sido un impedimento para la orden de aprehensión. Este nuevo peritaje busca resolver esa brecha.
Además, un análisis de contexto elaborado por analistas del Centro Federal de Inteligencia Criminal atribuye el segundo disparo a Sánchez Ortega, contradiciendo las conclusiones previas que señalaban a Mario Aburto.
En el auto de formal prisión también se resaltan contradicciones en los testimonios de Sánchez respecto a las manchas de sangre y un resultado positivo de la prueba de radizonato de sodio, además de un examen polígrafo de 1997, en el que un examinador del FBI opinó que mintió al negar haber disparado.
No obstante, no se menciona en la resolución el dictamen balístico que atribuye el arma de Aburto como la única que percutió la ojiva y los casquillos encontrados en la escena.
Desde 2023, la FGR hizo cuatro intentos para obtener la orden de captura contra Sánchez y fue hasta el 7 de noviembre de 2025 que logró que un juez la librara, tras lo cual Sánchez fue detenido en Tijuana.
Este caso reabre una de las heridas políticas más sensibles en México, al poner en duda la narrativa oficial y señalar a un posible segundo tirador en el magnicidio de Colosio.







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