Ir a Tampico siempre alegra mi corazón, pero hace algunas semanas que asistí al VI Congreso de Mujeres Investigadoras SNII y de Iberoamérica realizado en esa ciudad fue para mí una felicidad completa, no solo por estar en el puerto seductor sino porque tuve la oportunidad de convivir con muchas mujeres que tienen pasión por el conocimiento, pude escuchar muchos planteamientos innovadores, audaces, originales y sororos.
En tres días de trabajo intensivo, hubo paneles magistrales, conferencias, presentaciones de libros, mesas de trabajo y exhibición de carteles, también se privilegió un espacio para que solamente las mujeres científicas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) dialogáramos y el Rector nos escuchara.
En un ambiente de fiesta académica, el congreso tiene como propósito que las investigadoras de México e Iberoamérica se encuentren y establezcan un diálogo multidisciplinario, en un ejercicio interesante donde en las mesas de trabajo se escuchan ponencias de todas las disciplinas de tal forma que las temáticas son variadas y por lo mismo enriquecedoras, encontrando en un mismo panel a ingenieras, arquitectas, médicas, comunicólogas y cientistas sociales hablando cada uno de sus trabajos de investigación.
Resultó reconfortante escuchar a algunas destacas panelistas hablar sobre sus experiencias personales como mujeres que han abierto brecha y compartir su testimonio de lucha profesional, sus sueños y los obstáculos que en muchos casos eran comunes para la mayoría de quienes asistimos.
Rosy Laura Castellanos Mariano, directora del Centro Nacional de Derechos Humanos Rosario Ibarra hizo aportaciones interesantes al papel del liderazgo y señaló que las mujeres que llegan a cualquier posición de poder deben evitar sentirse líder porque eso patriarcaliza su poder; en cambio, debe de ejercer una convivencia social con las demás mujeres para compartir y ayudar a crecer a las que están en posiciones inferiores. Además, enfatizó el peligro que viven las universidades públicas donde el neoliberalismo se ha posicionado para hacer desaparecer a las humanidades y que es ahí donde las mujeres que ostentan algún poder dentro de ellas deben contribuir a frenar estas políticas nefastas.
La conferencia magistral del congreso estuvo a cargo de la doctora Annie Pardo Cemo, que llegó al Aula Magna de la UAT dentro de una nube de periodistas y funcionarios que casi le impedían avanzar. Con mucha sencillez, tomó el micrófono y se puso a hablar de lo que ella sabe: fibrosis pulmonar. Al terminar, dio las gracias, se apenó por tantos regalos y reconocimientos que el Rector de la UAT le entregó y sin decir nada más se bajó del estrado, dejando expectantes a quienes esperaban algún comentario u opinión política de su parte.
Pero todo esto no hubiera sido posible sin el trabajo incansable y en muchas ocasiones quimérico de dos mujeres que llevaban muy bien la batuta de este congreso que llegó a su sexta edición, la Doctora Elda Margarita Hernández Rejón, catedrática de la Facultad de Ingeniería de la UAT en Tampico y la Doctora Angélica Mendieta Ramírez de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, un dúo dinámico que trabaja desde hace varios años a favor de crear puentes, abrir espacios y generar ambientes para que las mujeres científicas se encuentren y se empoderen.
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