LO CLARO. La Gala de Navidad en Familia UAT 2025 reflejó el espíritu humanista que distingue a la Universidad Autónoma de Tamaulipas al reunir en un mismo espacio a niñas, niños, jóvenes, personal académico, administrativo y a integrantes del Club de la Edad de Oro.
La participación de instituciones como el CEINA, los CENDI UAT e IMSS Empresarial, el CDIN, el Instituto de la Mujer Universitaria y el COMASS dio forma a un encuentro donde diversas generaciones convivieron y compartieron talento, fortaleciendo la cercanía entre la comunidad universitaria y las familias que confían en la educación y el cuidado que ofrece la UAT desde la primera infancia.
Enmarcado en el inicio de las celebraciones decembrinas, este festival reafirmó la vocación social de la Universidad al promover un ambiente de unidad y bienestar colectivo. La gala se convirtió en un momento para reflexionar sobre un año de retos y logros institucionales, renovar el ánimo comunitario y fortalecer los lazos entre sociedad e instituciones educativas, destacando la importancia de la convivencia, la esperanza y el compromiso compartido hacia un futuro más solidario.
LO OSCURO. Durante buena parte de los últimos quince años, el mundo occidental vivió bajo un equilibrio político que favoreció a la izquierda o a la centroizquierda.
En 2010, 17 de los 27 países de la Unión Europea tenían gobiernos progresistas. Pero ese mapa se transformó con rapidez. Para 2024 solo 8 mantenían esa orientación. El Parlamento Europeo cambió de ‘ideas’. La derecha -desde la conservadora hasta la radical- pasó a ocupar más del 26 % de los escaños; la proporción más alta registrada desde 1979.
Italia eligió a Meloni en 2022; Suecia giró a la derecha en 2022; Finlandia en 2023 igual que los Países Bajos y Francia mantiene a Le Pen instalada en un segundo lugar permanente.
Ese viraje europeo marcó la pauta del planeta. Cuando la vida cotidiana se vuelve más costosa y la seguridad más incierta, el electorado busca órdenes claros, gobiernos directos y respuestas prácticas. La retórica progresista pierde terreno cuando el bolsillo y la calle imponen su narrativa.
América Latina siguió el “mismito compás”. En Argentina, el quiebre llegó en noviembre de 2023, Javier Milei ganó con 56 % de los votos arrasando en la elección más polarizada en décadas. Lo impulsó una inflación que rozaba el 211 % anual, una pobreza del 40 % y una ciudadanía que sintió que el sistema político había agotado su repertorio.
Brasil ya había mostrado ese reflejo en 2018, cuando Bolsonaro venció con 55 %, capitalizando el desgaste de un PT atrapado entre recesión y corrupción.
Chile cerró el ciclo regional en noviembre de 2025. La suma de las derechas alcanzó cerca del 70 % del voto y estuvo a dos escaños de controlar la Cámara de Diputados. El proceso constituyente fallido, el aumento de la delincuencia y la pérdida de confianza (solo 16 % de los chilenos expresan confianza en su gobierno) aceleraron un giro que parecía improbable una década antes. El mensaje chileno encaja con Argentina y Brasil, cuando los gobiernos progresistas se alejan de la agenda material del ciudadano promedio, la ciudadanía voltea hacia cualquier otra alternativa.
Ese movimiento sincronizado -Europa, Argentina, Brasil, Chile- apunta a una transición de época. No es un regreso automático a la derecha tradicional, sino una búsqueda global de gobiernos con capacidad de ordenar, corregir y dar certidumbre.
México se prepara para vivir su propia prueba en 2030. Para entonces, el ciclo iniciado en 2018 habrá acumulado doce años consecutivos en el poder, uno de los periodos de hegemonía más largos desde el año 2000.
En ese lapso, más de 25 millones de nuevos votantes -jóvenes urbanos, ‘hiperconectados’ y poco fieles a cualquier partido- llegarán a las urnas. Su criterio será pragmático. Seguridad, movilidad económica, servicios. Tres áreas donde el país arrastra desafíos profundos; homicidios por encima de 30 mil anuales, inflación acumulada cercana al 28 % en cinco años y un sistema de salud en flagelante reconstrucción.
Ese electorado es similar al que definió las elecciones en Santiago, Buenos Aires, Roma y Ámsterdam. Jóvenes que no votan por ideología, sino por utilidad. Por eso 2030 no será una elección rutinaria.
La pregunta no es si México forma parte de esta tendencia global, sino cuándo se alineará. El clima internacional empuja hacia proyectos que prometen orden, eficiencia y reformas rápidas.
Algunos países recibieron esa ola con sorpresa; otros la rechazaron y la terminaron padeciendo. México observa el tablero a tiempo, pero con los mismos signos que han definido los virajes en otros continentes.
Y aquí aparece el punto final, el mundo ya entró en una etapa donde las sociedades no premian discursos, premian resultados. Europa lo clarificó, Argentina lo confirmó, Brasil lo adelantó y Chile lo ratificó. México llegará a 2030 con un electorado más exigente, una hegemonía más desgastada y una región que marcha hacia una reconfiguración política profunda.
En esa fecha, el país decidirá si prolonga su ciclo o se suma al reajuste global.
Lo que ocurra afuera ya mostró el rumbo; lo que ocurra en México definirá si se adapta a tiempo… o si el cambio le pasa por encima.
COLOFÓN: La moda desparpajada de Milei puede ser un fenómeno a observar… atentos. Al Tío Richi ya no le crecerá tanto el pelo.
@deandaalejandro







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