Un descubrimiento tecnológico y geológico acaba de sacudir al sector energético, un sistema de exploración impulsado por inteligencia artificial (IA) y respaldado por satélites identificó lo que podría convertirse en uno de los depósitos de litio más grandes de Norteamérica.
El hallazgo, reportado por Interesting Engineering, despertó el interés internacional en un recurso clave para la transición energética.
La compañía australiana Fleet Space Technologies confirmó que su plataforma de exploración detectó una enorme concentración de litio en la provincia de Quebec, específicamente en la región de Bahía James, un área ya conocida por su potencial minero.
Pero esta vez, la magnitud es distinta: las primeras estimaciones sugieren que la zona podría contener hasta 329 millones de toneladas métricas de óxido de litio, una cifra que, de validarse en campo, colocaría al depósito entre los más prometedores del continente.
Lo más llamativo no es solo el tamaño del depósito, sino cómo fue encontrado, pues en lugar de depender exclusivamente de largos recorridos terrestres y perforaciones exploratorias, Fleet Space utilizó un sistema que cruza datos obtenidos desde satélites mediante:
Señales electromagnéticas recogidas desde la órbita.
Variaciones de gravedad y lecturas del subsuelo.
Modelos 3D que integran capas de información geológica.
Software que identifica patrones asociados a formaciones ricas en litio.
La empresa asegura que su sistema puede ofrecer nuevos objetivos de perforación en apenas 48 horas después de recibir las primeras lecturas, un avance notable frente a los métodos tradicionales.
El descubrimiento llega en un momento crítico para el mercado global, la demanda de litio continúa creciendo impulsada por:
La expansión de los vehículos eléctricos.
Los sistemas de almacenamiento de energía para redes renovables.
La producción de tecnología electrónica.
Cualquier nueva reserva de gran escala despierta de inmediato el interés de fabricantes y gobiernos, que buscan asegurar cadenas de suministro estables, con menores riesgos geopolíticos y con un impacto ambiental más controlado.
Analistas consideran que el hallazgo podría reconfigurar los flujos de inversión y los acuerdos de suministro en los próximos años, fortaleciendo la posición de Canadá en el mapa global del litio.
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