El título de hoy se refiere a los nacidos -hombres, mujeres o más- del año dos mil en adelante, que ahora están en la adolescencia, comienzan a alcanzar la ciudadanía mexicana o la mayoría de edad.
Este término, afirman los sociólogos, fue acuñado por la filósofa española Monserrat Nebrera para usarse para describir una generación hábil en la tecnología, aunque muy criticada por ser percibida como una ‘sociedad quejona’.
Los miembros de esta generación suelen protestar -a veces muy enérgicamente- contra problemas sociales como racismo, misoginia -desprecio, desconfianza u odio contra las mujeres- y la violencia de género. Además, se asocia con un fuerte compromiso hacia las causas sociales y ambientalistas.
El tema viene a la mesa, por la reflexión personal que hago en torno a la decisión del Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM) cuando sanciona al presidente de un partido político porque en una entrevista periodística llamó “niña” a una diputada local.
La legisladora de Tamaulipas se sintió tan aludida que formuló una acusación formal, ante la autoridad electoral, al presidente estatal de un partido contrario de “violencia de género…” Sí porque le llamaron ‘niña’ y ella es ya una señora, madre de familia con dos vástagos y 29 años de edad.
La ofensa para la legisladora por Victoria (Distrito XV) fue mayúscula y no falta quién asegure que ‘exigía una disculpa pública’ (tipo el senador Gerardo Fernández Noroña), aunque el IETAM solo multó con 5 mil pesos al ‘opresor’ de esta muy representativo ejemplo de la generación de cristal.
De cada 100 tamaulipecos enterados de estos hechos, puedo asegurarle que por lo menos el 90% están en desacuerdo con el órgano electoral, no solo por la multa que incluso amenaza con incrementarse si no se paga en un plazo razonable, sino en haber dado entrada a esta ‘nimiedad’.
La idea general de los inconformes se basa en temas más políticos que sociológicos o psicológicos, puesto que todo mundo sabe que el partido presidencial se está quedando solo cuando se rompen las alianzas pasa la próxima elección.
Desde esta perspectiva hay que entender a la victimización como técnica publicitaria a los votantes para que entiendan que otros son… “los adversarios… los enemigos del pueblo… los corruptos… los misóginos… los neoliberales…” ¿Suenan conocidos los temas?
No es extraño que en fechas próximas se sigan escuchando temas como estos y la prueba es la visita a la capital cueruda de la presidente de Morena, Luisa María Alcalde cuando acusa al Partido Acción Nacional de liderar al cártel inmobiliario, tema que surgió desde el sexenio pasado y a base de guerra mediática, muchos relacionan al PAN con fraudes en este ramo.
Sin embargo, Alcalde Luján no permitió que nadie de los reporteros le plantearan interrogantes sobre el Huachicol Fiscal, la Barredora y el senador de Morena Adán Augusto, la licencia del senador Gerardo Fernández Noroña, los 13 ranchos de Pepín López Obrador. Todos estos temas no existen, solo ‘la paja en el ojo ajeno’.
RENOVACIÓN
En el contexto político nacional, resalta la reflexión del Mtro. Alfonso Zárate, cuando cita la advertencia de don Luis H. Álvarez que se convirtió en profecía: “Nunca nos derrotó la derrota, que no nos derrote la victoria”.
Escribe el Maestro Zárate Null de El Universal, “Al PAN lo derrotó la victoria: no resistió las tentaciones que acompañan al poder. Un ejemplo patético es lo que ocurrió en el llamado “Corredor azul”, cuando ganaba casi todos los municipios próximos a la capital de la República… los nuevos panistas no resistieron la tentación del arca abierta.”
Muy enérgicamente Alfonso Zárate dice: “Y hoy, una dirigencia de pigmeos, sobre todo si se les compara con los gigantes de otras épocas: Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Luis H. Álvarez, Manuel J. Clouthier… anuncia un relanzamiento, pero lo hace desde la precariedad doctrinal, sin haber hecho un serio ejercicio de autocrítica, sin haberle dado voz a sus militantes y simpatizantes, carentes de una propuesta lúcida para este tiempo mexicano.
Finalmente, en referencia al nuevo logotipo de Acción Nacional lo ejemplifica con la marca Coca-Cola y escribe “…nunca ha cambiado su logotipo principal. La prevalencia del marketing expresa la crisis profunda de Acción Nacional. Los jóvenes políticos se asesoran por cosmetólogos y antes que ser, prefieren parecer.”






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