Los panistas pecan de ingenuidad al suponer que tendrán el apoyo popular tan solo por cambiar el logotipo, desligarse de alianzas perniciosas y proponer candidaturas producto de consenso. También pretenden agilizar la afiliación “masiva”, como si la ciudadanía estuviera ansiosa de pertenecer a un partido ligado a las etapas de mayor retroceso para el país.
Son ingenuos, digo, por llamarlos de forma elegante, al creer que los mexicas “son tontos de ahora”. ¿Cómo olvidar que el PAN nació precisamente para combatir los avances revolucionarios concretados, por ejemplo, en la Expropiación Petrolera del 38?. Su origen es conservador, derechista, discriminatorio, entreguista, de vocación capitalista, explotador, elitista y profunda convicción de que debemos ser gobernados por monarquías e incluso por jerarquías católicas de triste memoria en la historia nacional.
No es ocioso insistir en que los panistas de ahora son los mismos que apoyaron a Agustín de Iturbide para obtener el trono que fue hecho trizas en Padilla. También ofrecieron a Maximiliano de Habsburgo reinar en tierra extraña terminando el sueño en el Cerro de las Campanas para gloria de la patria recobrada por el Juárez que pretenden desconocer cual lo hiciera Vicente Fox en la toma de protesta como Presidente de la República. También son los hipócritas que llamaron a Santa Anna “Alteza Serenísima”. ¡Jijos de la guayaba!.
El PAN siempre ha dado la espalda a las mayorías. Y si bien cierto que sorprendieron ganando las elecciones en el dos mil, también es cierto que en gran medida se debió al hartazgo producto de la corrupción y simulación de los regímenes del tricolor que tocaron fondo en su descomposición. En este sentido usted dirá que el triunfo lo repitieron seis años después pero ya sabemos que lo obtuvieron mediante el fraude descarado y cínico operado por Fox en contra de Andrés Manuel López Obrador a quien, aun antes del día de la votación, todos lo dábamos como sucesor del guanajuatense. Y ni modo que sea invento.
El asunto es que el PAN quiere cambiar de rumbo asegurando que es “opción democrática”, según expresión del dirigente Jorge Romero Herrera. Y no sabemos cómo lo intentará en la consideración de que el jurado popular desde hace tiempo lo sentenció como responsable de las grandes desgracias nacionales. La verdad es que dicho partido no encuentra forma de salir de la alcantarilla. Está atrapado y sufre la última fase de putrefacción. Felipe Calderón y Genaro García Luna son apenas eslabones de una larga cadena de inmoralidad.
Aquí mismo en Tamaulipas ni como negar las sospechas y dudas relacionadas con el manejo presupuestal y las ofensivas ganancias producto de presuntos ilícitos cometidos a la sombra del poder durante el régimen anterior.
El PAN no tiene remedio, “ni vuelto a batir” (como decía mi santa abue que ha de estar a la diestra del Creador cual consejera de casos difíciles). Siempre fue cómplice de los gobiernos corruptos y libertinos del PRI fingiendo una oposición que estaba muy lejos de serlo. Es el que está en contra del bienestar colectivo; recordad el rechazo a las iniciativas en beneficio de estudiantes, adultos mayores, discapacitados, jóvenes becados mientras aprenden un oficio y en general a todo lo que signifique justicia social. ¿Cómo creer entonces que poniéndose una máscara engañará a los votantes?. Y para acabar pronto, es un partido refugio de burócratas de cuello blanco que desesperadamente buscan ocultarse del largo brazo de la ley.
SUCEDE QUE
Cabeza de Vaca anda “muy preocupado” luciendo su fino ganado en las mejores ferias y exposiciones gringas, según reciente video en redes. Ya transcurrieron tres años y nada, nadita de nada.
Y hasta la próxima.
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