Hace 45 años llegamos a Ciudad Victoria, procedentes de diversas entidades del país y municipios de Tamaulipas, un grupo de casi doscientos entusiastas jóvenes a cursar la licenciatura que ofrecía la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Acudimos atraídos porque la institución fundada un 17 de octubre de 1957 era la mejor ranqueada en el norte del país y la tercera a nivel nacional después de las Facultades de Veterinaria de la UNAM y de la Universidad de Veracruz.
Su buen plan de estudios, así como la calidad de los profesionistas egresados que laboraban en instituciones relacionadas con el campo, así como en el sector farmacéutico, sanitario y en ranchos de regiones ganaderas importantes del país, eran buen referente.
Y la mayoría de quienes integramos esa generación pudimos confirmarlo y vivirlo en los cinco años de rigurosa formación, a pesar de los vaivenes de política interna que dio varias sacudidas o depuraciones a la buena plantilla de académicos e investigadores que tenía la institución.
Nos tocó iniciar los cursos en el periodo rectoral del abogado Jesús Lavín Flores (+)y bajo la guía como director del MVZ Jorge Luis Uriegas García (+). En esa época prevalecía la tradición de las novatadas a los estudiantes de nuevo ingreso.
Su objetivo aparente era involucrar a los novicios con las vivencias más rudas que se pueden llevar en el campo como caer en el estiércol o manipular vísceras de animales en un rastro sin hacer gestos o rehuir a esos olores. Eran meses de novatada que terminaban en una “subasta” en que quien “compraba” a un alumno, lo podía ocupar por 24 horas en su rancho.
Por lo general se “compraban” por familiares o amigos, salvo algunos que si iban a hacer faenas en los ranchos o en casas de algunos estudiantes de grados superiores. Esas prácticas desaparecieron dos o tres años después por antecedentes de taquicardia en algún alumno o por quejas ante nacientes órganos defensores de los derechos humanos.
En la generación 1980-1985, hubo nutridos grupos de estudiantes de los estados ganaderos de Sonora, Chihuahua, Coahuila, San Luis Potosí, Nuevo León, norte de Veracruz y obvio, Tamaulipas. Solo un extranjero hubo en ese periodo, el hondureño Julio Aparicio Ortega.
Se integraron tres numerosos grupos: A, B y C. Mayoritariamente estaban formados por varones y muy pocas mujeres, en contraste con la época actual en que el 54% de la matrícula de la FMVZ de Victoria son mujeres, según datos de su actual Director Flaviano Benavidez González.
En esa generación estudiantil se iniciaron actividades en las instalaciones que tuvo la Facultad en el Campus Victoria, ubicadas entre las Facultades de Comercio y de Agronomía. En 1982 se trasladaron en forma total a la llamada Posta Veterinaria, ubicada a la altura del kilómetro 5 de la vieja carretera a El Mante.
Y por tanto ahí, en la actual sede de la FMVZ, se concluyó la formación académica.
Tuvimos la suerte de abrevar de buenos maestros ente ellos los profesionistas de esta disciplina, algunos de ellos con maestrías Carlos Humberto Villarreal Galván, Francisco Hassi Medina, Antonio Gallardo Rubio, los tres de la vieja escuela y el primero de ellos ex director.
También de Miguel Ángel Salazar Licea, Andrew Snyderland Harwizk, Sergio Gójon de la Garza, Esteban Torres Aguirre, Félix Acosta Martínez, Sigifredo Cavazos Villarreal, Carlos Lerma Doria, Miguel Coo Luna, Alfonso Terán Flores, Domingo García Guerra, César Garza, Jorge Luis Zertuche Rodríguez y Gustavo Serna Elizondo, entre otros.
El plan de estudios de esa etapa fue el modular, que permitía a los alumnos consultar de manera directa en la bibliografía seleccionada para cada seminario, de tal forma que los maestros fungían como una especie de coordinadores y no los cásicos dictadores.
Se combinaba teoría, practicas de laboratorios, prácticas clínicas y trabajo de campo, según fuese la materia. Se realizaban muchas actividades en trabajo de equipo, que fueron una gran experiencia y permitían el aprendizaje grupal en donde cada alumno aportaba sus habilidades y con la observación a sus compañeros, mejoraba otras.
A la par de la formación académica, se daba oportunidad de probar habilidades en diversos deportes como fútbol americano, fútbol soccer, béisbol, softbol, básquetbol. En todas las disciplinas la Facultad tuvo siempre equipos competitivos y obtuvo algunos campeonatos.
En la etapa final de la licenciatura, la Dirección del plantel estuvo a cargo del MVZ Jorge Luis Zertuche Rodríguez en tanto que la rectoría de la UAT tenía al tampiqueño Lic. José Manuel Adame Mier como titular.
Desde una posición variada en el equipo rectoral, el MVZ Fernando Arizpe García, estuvo siempre muy vinculado al quehacer de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Este mes de agosto, esta generación 1980-1985, cumple 40 años de haberse graduado e iniciado sus actividades profesionales en sus lugares de origen, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas, en otras regiones del país, o en otros países, pues el único extranjero regresó a Honduras y algunos más salieron a explorar el mundo en el ejercicio de la medicina veterinaria y zootecnia.
La sólida formación profesional, pero también para la vida, llevó a varios a tomar grandes responsabilidades en el sector público como funcionarios en el sector agropecuario, en la sanidad animal, en la academia e investigación, en el mundo empresarial, en liderazgos como ganaderos e incluso con participación política como alcaldes, lideres sectoriales o gremiales.
A 40 años de concluir los estudios, un numeroso grupo de esos profesionistas regresan a Ciudad Victoria, a la cuna de su formación y la bella etapa estudiantil.
Se reúnen este viernes y sábado para recordar viejas glorias, compartir experiencias y volver a disfrutar de la hermandad de cinco años, pues esas etapas son valiosas y marcan a los seres humanos para siempre.
El programa incluye un coctel de bienvenida, una misa de agradecimiento y en recuerdo de los fallecidos, una visita a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia y una cena de gala.
Bienvenidos colegas. Disfruten la estancia y llénense de recuerdos y nuevas vivencias de este 40 aniversario.
Dios permita llegar a los 50 años de egresados y volver a reunirnos en esta su casa perenne o en otras posibles sedes.
Abrazo fraterno.







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