Los Tecolotes de los Dos Laredos están volando alto en la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), devolviendo la emoción a sus dos plazas y metiendo presión en la zona norte con una racha ganadora que ha ilusionado a su afición como hace años no se veía.
El auge del equipo también ha llegado a las plataformas deportivas internacionales, donde se ha visto un repunte en el interés por los juegos de los Tecos. Casas de análisis y predicción como Betway apuestas han comenzado a incluir con frecuencia al club en sus proyecciones, reconociendo su papel como contendiente real al título de este año. Este tipo de atención no solo es reflejo del rendimiento en el diamante, sino también del impacto cultural que tiene este club único en su tipo.
Una historia a ambos lados del río
Hablar de los Tecolotes es hablar de identidad. Son el único equipo profesional en todo el continente que representa dos ciudades de países distintos: Nuevo Laredo, Tamaulipas y Laredo, Texas. Ese carácter binacional les ha dado una personalidad muy particular. Son símbolo de hermandad fronteriza, de béisbol con corazón, y de una afición que se desborda tanto en La Junta como en el Uni-Trade Stadium.
La afición responde y lo hace con fuerza. En cada partido de local, sin importar en qué país jueguen, los estadios lucen animados, llenos de familias, camisetas, matracas y gritos que impulsan a los peloteros a darlo todo. El béisbol ha vuelto a ser el rey en los Dos Laredos.
Un lineup encendido y con experiencia
Una de las razones detrás del buen momento de los Tecos es la solidez de su ofensiva. El cubano Yadiel Hernández, con experiencia en Grandes Ligas, ha sido pieza clave en el orden al bate. Su promedio ronda los .376, con 18 cuadrangulares y más de 70 carreras producidas, lo que lo coloca entre los mejores toleteros de toda la liga.
Pero no está solo. A su alrededor se han acoplado otros nombres de peso como Harold Ramírez, Balbino Fuenmayor y el dinámico Cade Gotta, quienes le han dado profundidad al lineup y variedad a las opciones ofensivas del mánager Félix Fermín.
Fermín, por su parte, ha sabido combinar la experiencia con el talento emergente, utilizando una estrategia de velocidad, bateo de contacto y pitcheo situacional. La armonía entre el cuerpo técnico y los peloteros es evidente y se traduce en resultados.
Siete victorias al hilo que sacudieron la tabla
Durante el mes de junio, los Tecos se apuntaron una racha de siete triunfos consecutivos, con barridas ante Campeche y Tabasco que los impulsaron al liderato de la Zona Norte. En esos encuentros, promediaron casi 9 carreras por juego y demostraron que no se trataba de un golpe de suerte, sino de un equipo con estructura, garra y profundidad.
Incluso tras sufrir un bajón momentáneo frente a los Tigres de Quintana Roo, el equipo se repuso con carácter. Volvieron a ganar una serie clave contra los Mariachis de Guadalajara y cerraron la primera mitad de temporada como punteros, con récord de 36-23 antes del Juego de Estrellas.
El pitcheo: un brazo fuerte para cerrar juegos
El cuerpo de lanzadores también ha dado de qué hablar. Junior Guerra ha brillado como abridor, aportando control y experiencia. Lo acompaña Daniel Mengden, con una recta potente que ha complicado a los bateadores rivales. Y en la parte final de los encuentros, Josh Lueke ha sido garantía de seguridad como cerrador, acumulando salvamentos cruciales en partidos cerrados.
La rotación ha sido clave en mantener el ritmo, especialmente en series largas o contra rivales directos, donde cada entrada cuenta y cada error se paga caro. Tecolotes ha sabido mantenerse firme también desde el montículo.
Más allá del béisbol: una comunidad unida
El impacto de los Tecos no se limita al terreno de juego. El equipo ha reforzado su vínculo con la comunidad a través de clínicas infantiles, eventos benéficos y programas de integración social. En las escuelas de Nuevo Laredo y Laredo, muchos niños ven en los jugadores ejemplos a seguir, no solo por sus habilidades, sino por su disciplina y entrega.
Además, la presencia mediática del equipo ha incrementado notablemente. Programas deportivos, redes sociales, y medios impresos han dado más cobertura a sus juegos, lo que ha despertado el interés incluso de quienes antes no eran aficionados al béisbol.
¿El año del campeonato?
La última vez que los Tecos ganaron un campeonato fue en 1989. Desde entonces, han pasado altibajos, cambios de sede, reorganizaciones y temporadas decepcionantes. Pero hoy, con una plantilla sólida, una afición comprometida y un cuerpo técnico experimentado, el sueño parece más cercano que nunca.
Faltan meses de competencia, sí. Pero si los Tecolotes mantienen el ritmo, evitan lesiones y siguen enfocados, hay razones de sobra para pensar que este 2025 puede ser su año. No sería descabellado verlos levantar la Copa Zaachila y devolver a la frontera ese sabor a gloria que ya se siente en el ambiente.
Opinión: El béisbol vuelve a mandar en la frontera
No cabe duda de que los Tecos han devuelto la emoción del béisbol a los Dos Laredos. En un momento donde el fútbol y otros deportes acaparan titulares, el resurgir de un equipo histórico como éste demuestra que el rey de los deportes sigue muy vivo. Con jugadores que conectan con la afición y resultados que hablan por sí solos, este equipo es más que una buena racha: es el renacimiento de una tradición.
Y mientras los bates sigan sonando, las gradas sigan llenas y los niños sigan soñando con vestir la camiseta de los Tecos, el béisbol en la frontera seguirá siendo más que un juego… será una forma de vida.
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