Seguimos llenos de alegría, celebrando este tiempo tan especial de pascua que iniciamos hace ya tres domingos. Celebramos el gozo de ser partícipes de la resurrección de Cristo, su triunfo es nuestro triunfo, su gloria es nuestra gloria; gracias a Jesús por vencer a la muerte y por esta salvación que nos das.
No solo debemos agradecer a Jesús, por ganarnos la salvación si no porque por medio de sus sacramentos y de su palabra, nos guía y nos ilumina el caminar para hacer más fácil nuestro recorrido hacia nuestra meta y no es la excepción este pasaje que nos presenta el día de hoy tercer domingo de pascua.
Juan por medio de este evangelio nos narra la aparición de nuevo de Jesús a sus
discípulos, nos narra la pesca milagrosa, la triple profesión de fe de Pedro cuando Jesús le encomienda la gran misión de guiar a su iglesia. Vemos como en nombre de Jesús las cosas suceden, Jesús primero pregunta si han pescado algo, luego les da la orden de pescar.
Después del cansancio y desvelo de los discípulos confían en la palabra de Jesús en su nombre consiguen esta pesca milagrosa, que posteriormente, ante tan grande alegría, comparten el almuerzo con el maestro, luego viene esas preguntas un tanto insistentes pero necesarias para Pedro “¿me amas más que estos?” Para finalmente terminar con la misión, “apacienta a mis ovejas”.
Este texto nos recuerda la presencia de Jesús en medio de nosotros, que no nos deja, que siempre se hace presente, pero como su presencia no es tan espectacular y siempre se presenta de una manera sencilla, por eso nos cuesta trabajo, descubrirlo con facilidad como les sucedió a sus discípulos.
Hoy nos recuerda la misión, que tenemos como bautizados y que solamente, en colaboración con Él lograremos grandes cosas, no solo para nosotros mismos sino también para quienes nos rodean, los peces alimentaron a Jesús y a sus discípulos, pero también a la familia de cada uno de ellos.
Recordamos que quien realiza el milagro es Jesús, que nosotros somos sus colaboradores, este milagro se da por medio de la palabra de Jesús, el trabajo y la obediencia de sus discípulos, ya ante la pregunta de Jesús a Pedro nos recuerda que solo el que ama, va a ser capaz de reconocer a Jesús en todo momento y en cada circunstancia de la vida, sin dudar, sin titubear.
Recordemos el milagro de la multiplicación de los panes, como alimento a tanta gente, pero hoy con esta pesca milagrosa alimenta sus discípulos, con lo que lograron de su propio trabajo, Jesús siendo Dios sigue confiando en nosotros para seguirse manifestando sus milagros y su presencia a nuestros hermanos.
Que importante se ser conscientes de tanto amor, para poder responder con prontitud y con confianza al señor que nos invita a ser sus cercanos colaboradores, de manifestar que Él está vivo, hacer promotores de esperanza, y de amor a nuestro prójimo apacentar su vida ajetreada y llena de miedos de dudas etc.
Todo este proyecto que Jesús tiene para cada uno de nosotros en la vocación que hemos elegido únicamente lo vamos a lograr, confiando y amando a Jesús, ya que cada uno de nosotros tenemos la libertad de responder ojal nuestra respuesta Sea una respuesta segura como la de Pedro una respuesta de amor.
Recuerda que Dios sin nosotros sigue siendo Dios, pero nosotros sin Dios no somos nada.
Su amigo y servidor Pbro. José Dolores Muñoz Trujillo.
Discussion about this post