Tamaulipas es un estado grande y diverso en el noreste de México.
Su forma en suigéneris, una especie de rectángulo vertical de unos 130 kilómetros de ancho por 430 kilómetros de largo.
Más el brazo soberano formado por Diaz Ordaz, Camargo, Miguel Alemán, Mier, Guerrero y Nuevo Laredo de unos 250 kilómetros de largo y estrecho en su anchura. Algunos lo denominan la “trompa del elefante”.
Tiene 371 kilómetros de frontera, desde Nuevo Laredo a la desembocadura del río Bravo en el Golfo de México y 433 kilómetros de este punto de Matamoros a Tampico en la desembocadura del río Panuco.
Hay una vecindad de 17 municipios con el estado de Nuevo León al poniente y al sur colinda con los estados de San Luis Potosí y Veracruz.
Hay una distancia de 717 kilómetros por carretera desde Nuevo Laredo a Tampico.
Y cerca de 510 kilómetros desde Matamoros a Tula, en los límites con San Luis Potosí.
Con Texas, tenemos al río Bravo como línea divisoria, con Nuevo León en una buena parte la división es la Sierra Madre Oriental.
Son seis grandes zonas, la fronteriza formada por diez municipios, desde Nuevo Laredo a Matamoros; el Valle de San Fernando, la región central de la entidad con Victoria como punto medio, el Altiplano, la zona cañera y el sur de la entidad.
Hay frontera dinámica por sus 18 puentes internacionales con Texas (USA) cuatro puertos marítimos en el litoral del Golfo de México, sierra, valles, llanuras, zonas de reserva ecológica, lagunas, ríos y presas, estas últimas para el aprovechamiento de las aguas.
Plataforma logística, zona de asiento de industrias maquiladoras extranjeras, zonas agrícolas, ganaderas, silvícolas, citrícolas, áreas de pesca deportiva y comercial en aguas dulces y pesca en aguas saladas. Además de petróleo, gas, e industria petroquímica.
También un sector turístico y comercial fuerte particular en la zona conurbada del sur.
Un estado con vocaciones variadas que son a su vez su fortaleza. No depende de una sola actividad, sino que son complementarias.
La complejidad viene porque se trata de un mosaico de regiones distintas y distantes.
Cada una con idiosincrasia, vocación y hasta pensamientos diferentes.
Por ejemplo, Nuevo Laredo tiene tres capitales más cerca que Ciudad Victoria. Tiene más interacción con Monterrey, Nuevo León; Saltillo Coahuila y Austin Texas.
Tampico, es la capital de la gran zona huasteca conformada por el sur de Tamaulipas, norte de Veracruz y parte de los estados de San Luis Potosí e Hidalgo.
Su diversidad económica formada por el comercio, industria, petróleo, pesca, turismo y aduanera, le dan fuerza.
Los fronterizos ven más al norte y tienen gran interacción con Texas, pocas veces voltean al sur.
Mientras que la autonomía sureña en la región metropolitana Tampico-Madero-Altamira, tampoco se integran con los fronterizos ni con los del centro.
La integración como estado, es uno de los problemas y grandes retos históricos.
Mantener la armonía y buscar el desarrollo de las regiones e interacción complementaria de estas, ha sido un desafío para los gobernantes sin distinción de colores.
Y eso aplica también para los Rectores de la Universidad Pública de Tamaulipas.
Esta institución, como responsable de la formación de profesionistas de las distintas disciplinas, se ha regionalizado.
Entre sus retos, como toda universidad, debe estar atenta a las necesidades de cada una de sus zonas, generando los profesionistas calificados para potenciar sus desarrollos.
Tiene campus en Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Victoria, El Mante y Tampico, entre los principales.
Y de acuerdo a la vocación de cada zona, tiene sus licenciaturas, maestrías y doctorados.
La gobernanza de la propia universidad no es fácil. Se requiere de rectores itinerantes y de personal muy calificado, comprometido y afín en cada una de las regiones.
La UAT nació en Tampico en octubre de 1950, con antecedente de una escuela de Enfermería a la que se sumaron Facultades de Leyes y Medicina en ese año. Luego se complementó con las carreras de Odontología y Arquitectura, entre otras.
Años después, la Rectoría se trasladó a Ciudad Victoria, donde opera actualmente, pues es el punto intermedio para la interacción de las regiones.
A lo largo de 75 años de vida institucional, han pasado por la Rectoría 20 titulares. La mayoría, abogados de profesión, algunos contadores y un agrónomo.
Cada uno de ellos ha contribuido a la construcción de lo que hoy es la UAT. Algunas carreras han dado buenos frutos a la sociedad tamaulipeca y mexicana en algunas de sus etapas.
Sin embargo, la institución ha estado aplicada a la generación de profesionistas con licenciaturas y algunos posgrados o maestrías.
Han faltado un mayor rigor académico permanente, mayor vinculación con los sectores productivos para la planeación de carreras, posgrados, la integración de sus egresados e investigación.
La pertinencia de las carreras con las vocaciones de cada zona, así como la investigación científica, han quedado cortas.
Lo que se traduce en la llegada de profesionales de otras instituciones públicas o privadas del país o el extranjero a cargos relevantes y de dirección en empresas o el sector público, o bien a que miles de tamaulipecos salgan en busca de más alternativas de instrucción que las locales, talento que pocas veces retorna a Tamaulipas.
Con la experiencia de los 75 años de historia y del trabajo de 19 rectores que le antecedieron Issac Sánchez Garza, Rodolfo Gil Zayas, Roberto Elizondo Villarreal, Natividad Garza Leal, Francisco A. Villarreal, Federico F. Lugo, Candelario Quiroga Garza, Eduardo Garza Rivas, Enrique Luengas Piñeiro, Rubén David Rivera Sánchez, Leoncio González, Jesús Lavín Flores, José Manuel Adame Mier, Humberto Filizola Haces, Jesús Lavín Santos del Prado, José María Leal Gutiérrez, Enrique Etienne Pérez del Río, José Andrés Suárez Fernández y Guillermo Mendoza Cavazos, el actual, Dámaso Anaya Alvarado, tiene grandes retos y desafíos, pero también oportunidades.
Tiene a su favor varios elementos para avanzar fuerte en las áreas de oportunidad que tienen la Universidad Pública de Tamaulipas.
Una nueva realidad tecnológica y digital con la que se pueden ampliar la conectividad de las regiones y agilizar el flojo de las fortalezas académicas de cada una de ellas, o bien con instituciones sólidas nacionales y del extranjero.
El respaldo institucional de los gobiernos estatal y federal para la atención de las necesidades urgentes, importantes y de futuro en infraestructura, equipo y recursos humanos.
La coincidencia del actual periodo gubernamental de Américo Villarreal Anaya, con su periodo rectoral formal de cuatro años y la sintonía con el gobierno central, al que restan 5 años y medio.
La combinación del ímpetu de la nueva responsabilidad con la madurez profesional y la visión integral que da una formación académica sólida, que combinan medicina, técnica y administración.
El aval que brinda la cercanía con la fuente principal del Poder Político, para una interacción profunda y seria con los sectores productivos y el propio sector público, para permear y arraigar la vinculación real sin simulaciones, así como avanzar en la investigación pertinente con fines de productividad y rentabilidad.
Este lunes, a las 12 horas, teniendo como sede el Gimnasio del Campus Victoria, ante la asamblea universitaria y representantes de la sociedad en general, el MVZ Dámaso Anaya Alvarado, rendirá su primer informe de labores al frente de la UAT.
Habrá que valorar y evaluar los datos que presente y que reflejarán algunos avances en ciertos rubros.
Pero lo más relevante, será, el compromiso ineludible que pueda hacer para que esa noble institución de un salto cualitativo, el más importante de los últimos lustros, para convertirse en la verdadera palanca para el desarrollo vertiginoso de las seis granes regiones de Tamaulipas.
Es la oportunidad de oro para pasar no como el primer Médico Veterinario Zootecnista Rector de la UAT, sino como uno de los mejores al menos del presente siglo.
No es tarea difícil, considerando los trabajos rabones e incluso mediocres de algunos de sus antecesores. Pero se requiere de aplicar LA TRIPLE CCC, para lograrlo, (Cabeza, Corazón y Cojones).
Tiempo de trabajo intenso para la academia, la innovación, la investigación y la vinculación seria y dinámica con los sectores productivos y la sociedad.
No debe haber espacio para la pereza, la grilla, el aislamiento o la apuesta a sueños guajiros ajenos a las prioridades de esa noble institución académica.
Salvo su mejor opinión, estimada o estimado lector.
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