Hermanos y hermanas en la fe católica, con el miércoles de ceniza el tiempo de la Cuaresma ha iniciado, pidamos al Buen Padre Dios que nos conceda en estos días la conversión de nuestras vidas. Seguimos pidiendo por la salud y pronta recuperación del Papa Francisco, unidos como Iglesia tengamos al Papa en nuestras oraciones.
El tiempo de Cuaresma que hemos comenzado se puede comparar con los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto. Allí, en ese ambiente duro, fue tentado por el demonio con comida, con riquezas y con honor. El hecho sorprendente es que fue el Espíritu Santo quien los llevó allí.
La gran pregunta es: ¿Por qué? ¿Por qué era necesario enfrentar la tentación? ¿Por qué pasar por ese ambiente duro? ¿Fue ese sufrimiento innecesario? Podríamos preguntarnos lo mismo en esta temporada de Cuaresma, especialmente con las prácticas de la limosna, el ayuno y la abstinencia, y la oración.
La respuesta a todas estas preguntas la podemos encontrar en la disciplina. Jesús fue guiado a través del desierto porque era disciplinado. ¿Por qué la disciplina debe ser importante en nuestras?
En primer lugar, la disciplina clarifica nuestras prioridades y valores. Sin disciplina nos volvemos malcriados. Podemos fácilmente complacernos a nosotros mismos y ceder al placer. Podríamos terminar sacrificando valores superiores como la verdad y la bondad para conseguir lo que queremos.
En segundo lugar, la disciplina nos enseña a estar comprometidos con el camino que hemos elegido. Hoy, con las redes sociales y el anonimato que promueven, hemos aprendido a vivir una doble vida. Pensamos que es normal. Las personas disciplinadas creen que la doble vida, los dobles estándares y la hipocresía son demasiado confusos y estresantes.
Finalmente, la disciplina nos desafía a ser valientes, especialmente en medio del sufrimiento. Ayunamos, nos sacrificamos para ser más generosos, porque proclamamos que no todo sufrimiento debe ser eliminado. La felicidad no es un estado en el que no haya sufrimiento.
Hay formas de sufrimiento que nos pueden llevar no solo al cielo sino también a nuestros hermanos y hermanas. Es valiente cuando asumimos el sufrimiento para luchar por la justicia, por ejemplo. Nos sorprenderemos porque en los momentos en que hemos entregado generosamente nuestra vida por los demás y por Dios, es cuando somos más felices.
Queridos hermanos y hermanas, Jesús pasó por el desierto. No debemos tener miedo de los ambientes duros y las situaciones difíciles.
Jesús enseña con el ejemplo que la disciplina es necesaria para nosotros, en el evangelio de hoy, Jesús de nazaret es tentado por el demonio, fue tentado en el pan, fue tentado en el servicio del poder y fue tentado en la falsa gloria, las tentaciones siempre se presentarán como un bien, las tentaciones siempre se presentarán apetecibles agradables, pero detrás de ellas encontramos siempre otra intención.
Hermanos y hermanas en la fe católica el proyecto de Dios es diferente el proyecto del demonio, el proyecto de Dios que es su reino escapa al proyecto del hombre. El reino de Dios se realiza en vivir de su Palabra, renunciando a toda opresión y a todo intento de vanagloria, las tentaciones nunca llevan a la perfección.
Con mi oración, cercanía y gratitud.
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