Se presenta punto de acuerdo, donde se hace un llamado a la Secretaría de Educación en el Estado, para buscar entre todos los actores, nuevos enfoques para enfrentar el bullying.
Mercedes del Carmen Guillen Vicente, legisladora local, apunta en su exposición de motivos que todos podemos sostener sin temor a equivocamos que hemos sido testigos o víctimas del bullying.
Esa espantosa conducta que viene del inglés bully que significa intimidar, y es una forma de violencia dirigida a una persona en especial, que puede ir más allá de las palabras llegando al acoso, e inclusive a agresiones físicas.
El último evento que nos llenó de indignación sucedió en la de Ciudad México, el llamado “Caso Fátima”, la víctima, una adolescente de apenas trece años, que en una primera versión fue literalmente aventada del tercer piso por sus acosadores, y otra versión sostiene que ella misma se aventó ante la impotencia de ser “buleada” impunemente. Ambas versiones son para preocuparse, si la aventaron es un delito espantoso y si ella lo hizo, es un acto de gran desesperación. Aun así, el resultado es el mismo, se fracturó la cadera y aún sigue en el hospital.
Sin embargo. En México la violencia escolar ha ido en aumento y por desgracia, la violencia familiar también. Las redes sociales lo han empeorado, porque el acoso no cesa al salir de la escuela, añadió.
Guillen Vicente, indicó que buscando aportar alguna idea, descubrimos que Dinamarca, Suecia y Finlandia tienen uno de los índices de acoso escolar más bajos del mundo. Se basa en un enfoque múltiple y donde se ha descubierto después de quince años, que el actor principal de esta conducta no es la víctima ni el victimario, sino el público, o sea el resto del salón.
También descubrieron que es un problema especial que se da principalmente entre los diez y quince años, cuando es sumamente importante para la niña y el niño, pertenecer a un grupo.
Por último, dijo que más que sanciones, lo que importa es enseñarles en la escuela a dialogar y hacerse cargo en una estrategia anti acoso que nos involucre a todos. No dejemos que Tamaulipas tenga un caso “Fátima”.







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