Cada seis años se generan grandes expectativas entre la ciudadanía, por la elección de un gobernador y ahora con la llegada del doctor Américo Villarreal Anaya, al poder ejecutivo del estado de Tamaulipas (2022-2028), postulado por las siglas de MORENA, “no fue la excepción”.
Dicho legado político, viene desde el periodo del priísta Américo Villarreal Guerra (+), quien dirigió los destinos de Tamaulipas, durante el periodo de 1987 a 1993, por lo que, aprovechando dicho pedigrí, el presidente Andrés Manuel López Obrador, lo promovió al Senado y le tejió una amplia red con los grupos locales y regionales.
La alternancia en Tamaulipas, comenzó con el reynosense Francisco García Cabeza de Vaca, del PAN, quien en 2016 le ganó al Partido Revolucionario Institucional, que gobernó por un espacio de 86 años en la entidad y a partir de ahí, se fortaleció el panismo en los ayuntamientos, diputaciones y senadurías.
Empero en ambos casos hubo un hartazgo del pueblo, con sus gobernantes, dado que no fue atendidas sus peticiones en temas de salud pública, escuelas, despensas, inseguridad y caminos y hoy la gente ya sabe que “su voto cuenta”, para poner o quitar a un mal alcalde o alto funcionario.
Aquí lo importante es la palabra empeñada, el ser autocrítico y regresar con los votantes, para saber si se resolvieron las demandas y reclamos sociales, hay que ir al ejido, colonia y ranchería, allá donde cala el hambre y buscar la casa del niño, del joven, de la persona discapacitada, de la madre soltera y de los adultos mayores.
Hay decenas de residentes del municipio de Tula, Tamaulipas, que votaron por los candidatos de MORENA y que están esperando con ilusión, una “pequeña chambita” en el gobierno o ayuntamiento, como una forma de alcanzar mejores estadios de vida.
Incluso hay promotores culturares de Ciudad Mante (TAM), que quisieran toparse, aunque sea en un “puesto de tacos”, al Médico Américo Villarreal Anaya, el gobernador o que los viera a través de un video motivacional y conozca los distintos proyectos de difusión y pueda apoyarlos con una edición literaria.
En ocasiones es tanta la necesidad de las personas, que desearían que el gobernador fuera “un ser iluminado y superdotado”, esto es como un alumno de Educación de Adultos, que piensa que, con tres tardes en un aula, tiene para que emanen los conocimientos, como algo mágico y que omite el ser autodidacta.
Antes era un honor ser gobernador, sin embargo, personajes del PRI como Mario Villanueva Madrid (Quintana Roo), Javier Duarte de Ochoa (Veracruz), Tomás Yarrington Ruvalcaba (Tamaulipas), Roberto Sandoval Castañeda (Nayarit) y César Duarte Jáquez (Chihuahua), tuvieron problemas y estuvieron presos.
Por el lado del PAN, fue muy sonado el caso de Guillermo Padrés Elías, que fue mandatario de Sonora por el PAN, que salió del Reclusorio Oriente, de la Ciudad de México, tras cumplir su condena y actualmente el futbolista y ex-gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, anda cerca de la “quema política”.
A veces no sé decir, sí es bueno ser amigo de un gobernador, puesto que, en los recientes sexenios, se han visto malos manejos en cuestiones de obra pública, en contratos millonarios y proveedurías, a tal grado se han indiciado a ex-funcionarios y varios fueron a parar a la cárcel por denuncias de Contraloría y Fiscalías.
No quiero concluir este comentario, con que Américo Villarreal Anaya, la última visita que efectuó por el Pueblo de Ocampo (TAM), fue en plena campaña a gobernador en 2022, como candidato de MORENA, de tal suerte que tiene que volver a la base y gobernar para todos, sin distingos de colores y “saber escuchar”.
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