El mundo energético recibe un sobresalto con la revelación de que Rusia habría encontrado en aguas británicas de la zona antártica la mayor reserva de petróleo de la historia, según informes del diario británico The Telegraph.
El descubrimiento, hecho público durante una presentación ante el Comité de Auditoría Ambiental de la Cámara de los Comunes, apunta a la presencia de alrededor de 511.000 millones de barriles de petróleo en la Antártida, una cantidad que desafía las expectativas y supera con creces las reservas de países como Arabia Saudí.
Sin embargo, este hallazgo no viene sin sus complicaciones. La región en cuestión está protegida por el Tratado Antártico de 1959, que prohíbe explícitamente cualquier actividad petrolera en el área. Además, la soberanía sobre la Antártida es objeto de disputas entre países como Inglaterra y Argentina.
Aunque el descubrimiento plantea enormes posibilidades económicas para Rusia, la aplicación del tratado y las preocupaciones ambientales podrían obstaculizar cualquier intento de explotación petrolera en la región. La situación destaca la intersección entre intereses económicos, legales y ambientales en la búsqueda y explotación de recursos naturales en áreas sensibles como la Antártida.
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