Perseguir mi sueño, no sé dónde lo deje, no sé dónde se perdió, no sé dónde estoy, no sé si existió. Correr al pasado y buscarlo, -no puedo ir -, quizá lo perdí en el futuro que aún no llega, no se deja ver.
Cúmulo de fuego estalla en mi cabeza no me gusto lo que soy, mi yo perdido me atormenta.
¿Dónde estoy?
Pido un espacio de claridad en mi mente que me permita aceptar lo que soy, aceptar poder cambiar lo que me autodestruye.
Corro como bólido que se autodestruye lentamente sin freno.
¿Qué pasa?, Cuándo se detiene esto? ¿Lo que hago sirve de algo o a alguien? ¿Dónde dice que debo ser de un color o de otro?
¿Quizá nunca funciona la lógica en mi cabeza?
No hay mañana, tarde o noche en mi cabeza solo camino perdida en mil preguntas.
Parada en el borde de lo que soy o no soy.
El pasado ya no existe solo en sueños, puedo sentirlo tal cual, sentir las emociones, los nervios, los miedos, la felicidad, la compañía de un ángel y hasta despertar dentro del sueño sabiendo que estás ahí. No quiero despertar.
Despierta no sé qué estoy haciendo, amo todo y nada. ¿Qué se debe hacer que no hago? ¿Qué hago que no debe hacerse?
Me agobia el miedo, miedo a todo lo que pueda irse, miedo a equivocarme, miedo a no saber cuál es el camino. Miedo a decidir, casi siempre pretendo saber dónde navego y darme cuenta que no lo sé, como si todo lo que sabía correcto no lo es, quizá nunca es o quizá si.
Continuamente como una computadora me autoanalizo si vivo en justicia o si asumo con claridad, me queda claro lo que significa obtuso, agudo, Pitágoras, el binomio cuadrado perfecto, causa y efecto, todo en orden… pero esta lógica racional no aplica cuando hay que decidir minuto tras minuto lo que es conveniente y eficiente, para obtener el resultado óptimo de la ecuación tangible, de la vida.
No quiero decidir. Cuando sueño no decido solo existo y pasa todo sin preguntar y me emociona esa vida en un mundo que quizá es paralelo, donde alcanzo lo que veo una y otra vez, donde la física no existe, donde esquivo una embestida, donde salen puertas por las que paso, donde camino por pasillos de lugares que nunca he visto. Donde veo gente que conozco y otros que nunca he conocido.
Ahí encajo bien, aunque a veces me corren de improviso y sin avisar, pasan cosas que me despiertan de un sobresalto.
Despierto y no sé a dónde voy, ni a que vine.
Pido a Dios ilumine esta tempestad.
No puedo acompañar a nadie ni a mí. Hay días en las que estoy dentro de mí en algún lugar remoto, alguien me dijo un día, que salgo de repente y me vuelvo a ausentar, me he dado cuenta que mi cabeza está intentando una y otra vez armar rompecabezas lógicos de la vida cotidiana y otras de cuando soy la heroína de alguna lucha en la que perdí y no he podido recupérame.
Perdemos a diario cuando no encajamos donde queremos encajar. Pareciera que el libre albedrío no existe nos orilla a donde debemos ir y cuando osamos por rebeldía transitar caminos que no son parte del plan hacemos y decimos cosas tan equivocadas que nos retumban una y otra vez a diario, algunas de estas no nos dejan de atormentar nunca, las cargamos como estigma y en la primera oportunidad volvemos a caer y no nos perdonamos.
Una y otra vez no nos perdonamos el no ser perfectos.
Soy una tormenta mental que se expande en mi cabeza. ¿Casi no me escucho, mi yo perfecto se fue?
Buscar algo que me apasione que sea mi sueño, es la tarea a lograr para recomponer el rumbo del camino.
No me encuentro para responder eso, ni para pensarlo.
¿Qué es mi sueño? Soy imperfecta, me veo a mi misma por dentro como siempre sin edad siendo un verdadero caos y acertando algunas veces, soy la misma que lloró en una caída donde me sangraron las rodillas, la que jugó a las muñecas, la misma que se desveló estudiando, la que tuvo amigas entrañables que se quedan en el alma para siempre, la que un día bailó todo el día en un cierre de campaña escolar, la misma que padeció de amor y desamor, la misma que sacó valor de no sé dónde cuando enfrentó al miedo, la que algunas veces brilló, la que soñó ser todo, la que trabaja, la que crio hijos, la que salió de su sitio de confort una y otra vez, todas esas soy yo, pero.. mi sueño, donde está, donde lo venden, debo ir a buscarlo?
Persigue tu sueño, persigue tu sueño, persigue tu sueño –retumba en mi cabeza-… palabras que no entiendo. ¿qué es eso?, ¿dónde está? ¿Cuánto dura? ¿Qué se siente? ¿Cómo saber en dónde buscar?, ¿y si se lo robó alguien? ¿porque debo buscarlo?, porque él no me busca a mí?
¿Si acaso lo encuentro, la tormenta que nubla mi conciencia se va a aclarar?
Si aparece volveré a ser la actriz principal y heroína que venza mis miedos y borre mis fracasos, o solo será una balsa donde pueda descansar un rato, mientras aparece la necesidad de otro sueño.
Encontrar el sueño, respiraciones, leer, ejercicios…. Intentar e intentar, hasta encontrar ese sueño.
Por lo pronto visitaré mi hoja de Excel donde paso acompañada de las fórmulas una buena tarde, hasta que termine el día y la noche me dé espacio para encontrar la pieza del rompecabezas que falta.
Y me mande al mundo al que pertenezco o me amolde a este.
Discussion about this post