En los últimos años, docenas de ríos y arroyos en Alaska han adoptado un llamativo color naranja brillante debido al deshielo del permafrost, que ha liberado minerales tóxicos. Este fenómeno ha cambiado el aspecto cristalino de las aguas, según un comunicado de prensa de la Universidad de California en Davis (UC Davis).
Especialistas de UC Davis y otras instituciones, como el Servicio de Parques Nacionales y el Servicio Geológico de los Estados Unidos, han identificado hasta ahora 75 cuerpos de agua afectados en la Cordillera Brooks de Alaska, una región del tamaño de Texas.
¿Por qué los ríos y arroyos de Alaska son naranjas?
Inicialmente, se pensó que la coloración naranja se debía a un fenómeno similar al drenaje ácido de las minas, aunque en esta región no hay minas cercanas. Una hipótesis es que el permafrost, que almacena minerales, se derrite con el calentamiento del clima, liberando minerales metálicos que, al exponerse al agua y al oxígeno, provocan la formación de ácido y la liberación de metales.
“La química nos dice que los minerales se están erosionando. Comprender lo que hay en el agua es una huella digital de lo que ocurrió”, explicó Brett Poulin, profesor de UC Davis.
Las muestras de agua muestran un pH de 2.3, muy ácido en comparación con el pH promedio de 8 de estos ríos. Esto indica la erosión de minerales de sulfuro, creando condiciones altamente ácidas y corrosivas que liberan más metales. Los análisis han detectado niveles elevados de hierro, zinc, níquel, cobre y cadmio.
“Vemos muchos tipos diferentes de metales en estas aguas. Uno de los metales más dominantes es el hierro, lo que está provocando el cambio de color”, señaló el investigador Taylor Evinger.
Visibles desde el espacio
Los ríos afectados están en tierras federales administradas por la Oficina de Administración de Tierras, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre y el NPS, incluyendo los parques nacionales Gates of the Arctic y Kobuk Valley. Este fenómeno es tan pronunciado que los ríos teñidos de naranja pueden observarse desde el espacio. “Hay que teñirlos mucho para poder recogerlos del espacio”, indicó Poulin.
Peligros del agua naranja brillante
El autor principal del estudio, Jon O’Donnell, notó el problema en 2018 cuando visitó un río que parecía oxidado. Imágenes satelitales han mostrado manchas de agua desde 2008. Los ríos y arroyos degradados podrían tener implicaciones significativas para el agua potable y la pesca en las cuencas del Ártico a medida que el clima cambia.
“Cuanto más volábamos, comenzamos a notar más y más ríos y arroyos de color naranja. Hay ciertos sitios que parecen casi un jugo de naranja con leche”, comentó O’Donnell.
Estos arroyos naranjas pueden ser tóxicos y podrían dificultar la migración de peces a las zonas de desove. El problema está creciendo, afectando el hábitat, la calidad del agua y otros sistemas ecológicos, transformando áreas saludables en hábitats degradados con menos peces e invertebrados.
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