Este lunes continúa la formalización de los “Pulpos Verdes”, una asociación delictiva compuesta por 12 carabineros de la Segunda Comisaría de Estación Central, en Santiago. Estos carabineros fueron detenidos por la Sección de Asuntos Internos de la misma institución y están acusados de extorsiones, amenazas, lesiones, robo y detención ilegal, entre otros delitos.
La investigación comenzó en enero del año pasado, cuando una patrulla de carabineros ingresó ilegalmente a una bodega en Estación Central, propiedad de un empresario de origen chino. Según la abogada de las víctimas, María José Sarmiento, los policías esperaron a que una persona saliera a recoger mercancía para ingresar al local. Una vez dentro, comenzaron a realizar controles de identidad a los trabajadores, manteniéndolos encerrados bajo amenaza.
Al dueño del local le pidieron $500 mil pesos (USD 550) para dejar sin efecto el “operativo”. Aunque el dueño presentó su cédula de identidad en regla, igual fue detenido, todo lo cual fue grabado por una de las personas presentes.
Otro incidente denunciado por la abogada Sarmiento ocurrió en agosto del año pasado, cuando dos ciudadanos chinos fueron detenidos ilegalmente en la puerta del edificio donde residen. Varios policías, con rostros cubiertos y sin identificación, les pidieron dinero para no continuar con el procedimiento. Uno de ellos logró entrar al edificio, pero los uniformados lo sacaron a la fuerza, exigiendo nuevamente $500 mil pesos para liberar a los detenidos. Todo quedó registrado en dos videos.
Modus operandi
La banda exigía $1,6 millones mensuales (USD 1.800) por concepto de “protección”. Según Sarmiento, los carabineros ofrecían sus servicios de protección ostentando su calidad de policías. Cobraban una suma de dinero y, a cambio, dejaban a un funcionario en el local comercial durante ciertos horarios, pero solo los días posteriores al pago. Cuando hubo delitos que perseguir, nunca intervinieron.
Si algún locatario se negaba a pagar, comenzaban los hostigamientos y amenazas. Se paraban fuera del local realizando controles de identidad y de tránsito, impidiendo el ingreso de clientes. Este hostigamiento también involucraba a personal de seguridad municipal, que realizaba controles de patentes y otras verificaciones.
Denuncias y protección
Estos hechos ocurrieron durante años, pero las víctimas comenzaron a denunciar cuando se sintieron excesivamente abusadas. Varios clientes de Sarmiento fueron amenazados durante el periodo de investigación, lo que llevó a solicitar medidas de protección de la Fiscalía, asignadas a otras unidades policiales.
La caída de los “Pulpos Verdes”
La banda de carabineros cayó gracias a una investigación de la sección de Asuntos Internos de la misma institución. La investigación reveló que los policías extorsionaban y amenazaban a los comerciantes chinos del barrio Meiggs, exigiendo dinero a cambio de una supuesta protección. La formalización de los cargos continúa, y las autoridades buscan asegurar que estos actos de corrupción y abuso de poder no queden impunes.
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