El Gobierno ucraniano ha salido al frente de las acusaciones que lo vinculan al devastador atentado en la sala de conciertos de Moscú, en el que perdieron la vida más de cien personas, desestimando cualquier responsabilidad y señalando a Rusia como posible implicado en la tragedia.
Andrí Yusov, representante de la dirección de la Inteligencia Militar Ucraniana (GUR), afirmó en declaraciones a la televisión nacional que el régimen de Vladimir Putin “no hizo nada por evitar” el ataque y sugirió incluso una posible participación en su organización. Enfatizó la importancia de recordar eventos pasados, como las explosiones en edificios residenciales rusos en 1999, que según él, contribuyeron a la elección de Putin como presidente y podrían haber sido orquestadas por los servicios de seguridad rusos.
Yusov advirtió sobre posibles maniobras de los servicios secretos rusos para generar “histeria” y restringir las libertades y derechos ciudadanos. Además, rechazó rotundamente la versión rusa que sugiere la huida de los terroristas hacia la frontera ucraniana, argumentando que las zonas fronterizas están altamente vigiladas y minadas debido a la guerra en curso.
Estas declaraciones se suman a las anteriores negativas del Ministerio de Exteriores y del asesor del presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, Mijailo Podoliak, quienes consideraron las acusaciones como una “provocación del Kremlin” para alimentar la histeria antiucraniana en Rusia y desacreditar a Ucrania ante la comunidad internacional.
La tensión entre Ucrania y Rusia se incrementa en medio de las investigaciones sobre el ataque, mientras ambas naciones buscan esclarecer los motivos detrás de esta tragedia que ha conmocionado a la región.
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