En respuesta al brutal atentado que cobró la vida de 139 personas en la sala de conciertos Crocus City Hall en las afueras de Moscú, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha instado a la Fiscalía a asegurar que los responsables reciban un “justo castigo” conforme a la legislación del país.
Putin expresó su confianza en que los fiscales, en el ejercicio de sus funciones, hagan todo lo necesario para que los perpetradores reciban la sanción que merecen. El mandatario recordó con pesar que entre las víctimas se encuentran niños, adolescentes y mujeres, subrayando la gravedad del acto terrorista.
El Fiscal General, Ígor Krasnov, reconoció el desafío que representa este atentado para el sistema de seguridad del país y llamó a la prevención de futuras tragedias. Además, hizo un llamado a la activación de medidas para reducir la amenaza extremista y terrorista, recordando episodios recientes de violencia en regiones musulmanas como Daguestán y Bashkiria.
Este llamado de Putin surge tras su sugerencia previa sobre la posible implicación de una “mano negra” ucraniana en el ataque, aunque este fue rápidamente reivindicado por el Estado Islámico. El presidente ruso se mantuvo firme en su posición de esclarecer quiénes son los verdaderos responsables detrás del crimen.
En el ámbito judicial, el Tribunal Basmanni de Moscú dictaminó hoy prisión preventiva por dos meses para un octavo presunto implicado en el ataque terrorista, identificado como Alisher Kasímov, quien alquiló su apartamento a los sospechosos de llevar a cabo la masacre.
Hasta el momento, las autoridades informan de al menos 139 fallecidos y 182 heridos como resultado del ataque en la ciudad de Krasnogorsk, situada a unos 20 kilómetros al noroeste del centro de Moscú.
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