La NASA informó el jueves que el nivel medio global del mar aumentó aproximadamente 0,76 centímetros entre 2022 y 2023, casi cuatro veces más que en el año anterior, atribuyendo este “salto significativo” al fenómeno de El Niño y al calentamiento climático. Según el análisis de la agencia espacial estadounidense, basado en más de 30 años de observaciones satelitales, este aumento es alarmante y apunta a una tendencia de aceleración preocupante.
“Nuestros datos indican que estamos en camino de añadir otros 20 centímetros al nivel medio global del mar hacia 2050”, advirtió Nadya Vinogradova Shiffer, directora del equipo de cambio del nivel del mar de la NASA y del programa de física oceánica en Washington. Esta proyección implicaría el doble de cambios en las próximas tres décadas en comparación con el siglo anterior, lo que aumentaría la frecuencia y la gravedad de las inundaciones en todo el mundo.
El aumento reciente se atribuye principalmente al fenómeno climático de El Niño, que sucedió a La Niña entre 2021 y 2022, provocando un aumento del nivel del mar de aproximadamente 0,20 centímetros. El Niño genera temperaturas oceánicas más cálidas de lo habitual en el Pacífico ecuatorial, lo que conduce a una mayor evaporación y, posteriormente, a un aumento del nivel del mar.
Josh Willis, investigador en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, explicó que durante los años de El Niño, una parte significativa de la lluvia que normalmente cae sobre la tierra termina en el océano, lo que contribuye temporalmente al aumento del nivel del mar. Sin embargo, también señaló que existe una clara influencia humana en la tendencia subyacente de aceleración.
“Los conjuntos de datos a largo plazo, como este registro satelital de 30 años, nos permiten diferenciar entre los efectos a corto plazo sobre el nivel del mar, como El Niño, y las tendencias que nos indican hacia dónde se dirige el nivel del mar”, comentó Ben Hamlington, líder del programa marino de la NASA.
La NASA ha empleado innovaciones tecnológicas para mejorar la precisión de las mediciones, utilizando altímetros de radar que registran el tiempo que tarda una señal en rebotar en la superficie del mar y verificando estos datos con otras fuentes, como mareógrafos y mediciones satelitales del vapor de agua atmosférico y el campo gravitatorio terrestre.
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