En un contexto donde la frontera entre México y Estados Unidos no es la única región afectada por la crisis migratoria, Colombia se ha convertido en un punto de partida clave para un flujo sin precedentes de migrantes africanos que buscan llegar a Estados Unidos. Este fenómeno representa un cambio significativo en los patrones migratorios internacionales y destaca la complejidad de las dinámicas globales de migración.
Desde el año pasado, cientos de migrantes africanos llegan diariamente al aeropuerto de Bogotá, utilizando una nueva ruta hacia Estados Unidos que implica múltiples escalas y pagos considerables a traficantes de personas. Por alrededor de 10 mil dólares, estos migrantes obtienen paquetes de vuelos que los llevarán desde África hasta Nicaragua, el cual se ha convertido en un punto de entrada estratégico a Centroamérica.
Provenientes principalmente de países como Guinea, Mauritania, Senegal, Sierra Leona y Somalia, estos migrantes africanos buscan alcanzar Nicaragua, el único país de Centroamérica donde ciudadanos de dichas naciones pueden ingresar sin visa. Expertos señalan que esta tendencia ha sido impulsada, en parte, por la flexibilización de los requisitos de visado en Nicaragua en años recientes, posiblemente como una estrategia política del presidente Daniel Ortega.
La ruta desde África hasta Nicaragua implica un viaje de múltiples escalas, con destinos que incluyen Estambul, Colombia y El Salvador. Este itinerario, apodado “la ruta de lujo” por empleados de aerolíneas, permite a los migrantes evitar el peligroso Tapón del Darién en Panamá. A pesar de las dificultades y los costos adicionales, miles de africanos continúan su intento de llegar a Estados Unidos, donde muchos esperan encontrar mejores oportunidades económicas y sociales.
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