Japón, 28 de febrero 2024.- El informe demográfico preliminar publicado este martes por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón revela una situación alarmante: en 2023, el número de nacimientos en el país alcanzó un mínimo histórico de 758.631, marcando el octavo año consecutivo de declive. Esta tendencia preocupa no solo por su impacto en la población japonesa, sino también por las implicaciones económicas y sociales a largo plazo.
A pesar de los esfuerzos del gobierno japonés por revertir esta crisis demográfica mediante diversas medidas de apoyo a la maternidad, como el aumento de las subvenciones para pruebas durante el embarazo, dotaciones mensuales por hijo y subvenciones a la escolarización, los resultados no han sido alentadores. El número de matrimonios en 2023 cayó a 489.281, por debajo del medio millón por primera vez en 90 años, lo que sugiere un panorama desafiante para estimular los nacimientos.
Además, el informe señala un aumento en el número de divorcios en 2023, tras un breve descenso durante la pandemia de COVID-19. Este aumento, junto con el récord de fallecimientos registrado en el mismo año, resultó en una disminución sin precedentes en el volumen de población, con una reducción de 831.872 personas.
La aceleración de la disminución poblacional plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad económica y el sistema de seguridad social de Japón, particularmente debido al envejecimiento demográfico y la reducción de la fuerza laboral.
Sin embargo, en medio de esta crisis, la ciudad de Nagi, en la prefectura de Okayama, destaca como un caso excepcional. Con una tasa de fertilidad de 2,68 hijos por mujer en 2021, Nagi ha implementado medidas exitosas para fomentar la natalidad, que van más allá de lo financiero. El alcalde Masachika Oku atribuye el éxito de la ciudad a la creación de un entorno favorable para las parejas, incluyendo oportunidades de trabajo flexibles y medidas para no aislar a las familias, especialmente a las mujeres.
A medida que Japón enfrenta un futuro demográfico incierto, el ejemplo de Nagi ofrece lecciones valiosas sobre cómo abordar los desafíos de la baja natalidad y el envejecimiento de la población.
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