Haití, 28 de febrero 2024.- En numerosos barrios del área metropolitana de Puerto Príncipe, la población ha adoptado una medida drástica en respuesta a la creciente inseguridad que azota Haití desde 2018. Levantan barreras gigantes en las entradas para evitar invasiones o ataques por parte de grupos armados que buscan controlar nuevos territorios en el país. Esta acción se intensifica tras el recuerdo de un sangriento ataque ocurrido hace casi un año en el barrio de Turgeau, donde al menos una docena de presuntos bandidos fueron asesinados por la población local tras intentar invadir y controlar la zona.
La falta de seguridad y la pasividad del Estado han llevado a los residentes a tomar medidas extremas para protegerse. Las barreras, construidas con la colaboración de cada habitante del barrio, se han convertido en una respuesta comunitaria ante la incapacidad gubernamental para garantizar la seguridad y la soberanía territorial. Estas estructuras, que van desde badenes hasta auténticos muros, se encuentran en numerosos barrios, transformando las áreas urbanas en fortalezas donde todas las entradas y salidas son rigurosamente examinadas.
El profesor universitario Djems Olivier explica que esta estrategia es común en Estados frágiles como Haití, donde el Estado no puede responder a las necesidades de la población ni garantizar la seguridad. Este fenómeno, presente desde hace años en los barrios residenciales acomodados, se ha extendido ahora a los barrios más pobres como medida desesperada para contrarrestar la inseguridad.
Desde 2018, el país ha experimentado un aumento meteórico de la violencia, incluyendo secuestros, ataques armados y conflictos entre bandas. La ausencia de protección estatal ha llevado a la población a desarrollar mecanismos de defensa alternativos, como levantar barricadas y formar brigadas de vigilancia. La situación se agrava con la expansión territorial de las bandas, obligando a los residentes a buscar soluciones por sí mismos en áreas abandonadas por el Estado.
Este fenómeno refleja un urbanismo del miedo emergente en Haití, donde los ciudadanos se ven obligados a protegerse a sí mismos ante la falta de seguridad y la incapacidad del Estado para garantizar su bienestar. En un país donde la violencia y la inseguridad son desafíos cotidianos, la construcción de barricadas se ha convertido en una respuesta necesaria para la supervivencia de las comunidades locales.
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